La Razón (Andalucía)

«La gente en la acería de Azovstal se pudre y se muere poco a poco»

Los supervivie­ntes de la planta narran a LA RAZÓN los horrores bajo tierra

- Olha Kosova

Azovstal, la planta siderúrgic­a, siderúrgic­a, se ha convertido en un símbolo de la resistenci­a y el dolor enorme para muchos ucranianos tras 72 días de defensa desigual contra las tropas rusas. Esta batalla algún algún día aparecerá en los libros libros de historia y los defensores defensores de la planta se convertirá­n en los héroes de futuras generacion­es.

Azovstal,Azovstal, la planta siderúrgic­a, que ha convertido en un símbolo de la resis-tencia resis-tencia y el dolor enorme para muchos ucrania-nos. ucrania-nos. 72 días de defensa desigual contra las tropas rusas que les su-peran su-peran muchas veces. Esa batalla algún día aparecerá en los libros de historia y los defensores de la planta se convertirá­n en los hé-roes hé-roes de futuras generacion­es, co-mentan co-mentan los ucranianos en las re-des re-des sociales. Hoy, el mundo entero está viendo todo lo que está pasando con el último bas-tión bas-tión de la ciudad de Mariupol.

No solo los defensores y milita-res milita-res heridos están escondidos en los laberintos de la planta. Allí, en-contraron en-contraron el refugio los cientos de civiles, entre ellos, los trabajador­es de la planta, las familias de los sol-dados, sol-dados, y todos los que consideran la planta de Azovstal «el sitio más seguro para estar».

Hace dos días han pasado lo que tanto temieron muchos ucrania-nos ucrania-nos las tropas rusas han consegui-do consegui-do entrar en la superficie de la planta. Mientras siguen las bata-llas bata-llas sangrienta­s los primeros civi-les civi-les rescatados logran llegar a la ciudad de Zaporiyia. Son los testi-gos testi-gos de la batalla por Mariupol.

Corredores humanitari­os han venido en el momento oportuno para la escapada de algunos civiles que quedaron atrapados en otros rincones de la ciudad. Así, un aparcamien­to de la carretera de Orijiv se ha convertido en una fuente de las innumerabl­es historias historias de la guerra.

La familia de Alina, de 13 años, ha sido de las primeras que aprovechar­on aprovechar­on el alto el fuego en la batalla. batalla. No tenían conexión, pero en la ciudad de Mariupol tienen su propio «radio patio». El padre de Alina es marinero y durante la guerra guerra ellos vivieron en el barco: sus padres, su hermano, su perro y su conejo. Al llegar al parking en un coche de destrozado, la niña no para de sonreír y todo lo que pasó con ella cuenta cómo una aventura. aventura. Dos meses ya de «vacaciones» y no recuerda cuando estuvo en la escuela la última vez. Pescaron para tener comida y ya que tenían mucha harina prepararon lo que ellos llamaron «una pizza ucraniana», ucraniana», harina mezclada con carne y queso. Cuenta cómo empezaron a « vivir bien» cuando una explosión explosión destrozó un barco al lado y consiguier­on coger los productos de la embarcació­n.

Para salir de la ciudad y no acabar acabar en el campo de filtración ruso les ayudó la corrupción, una herencia herencia de la Unión Soviética. Al salir, todos los habitantes de Mariupol Mariupol tuvieron que pasar por un proceso de control para registrars­e registrars­e y comprobar que no tenían ningún ningún vínculo con militares ucranianos. ucranianos. Una parte del proceso incluye desnudarse: buscan los tatuajes, o los moratones de los rifles. En algunos algunos casos, este proceso puede tardar días. Pero 1.000 grivnas por persona de un soborno a los soldados soldados rusos han hecho la magia y les dejaron pasar sin el justifican­te de filtración. El camino hacia Zaporiyia Zaporiyia se les hizo «casi eterno» por la cantidad de «checkpoint­s» rusos. rusos. A la pregunta de por qué no hicieron la filtración explica que su familia en cualquier caso no quiere regresar a Mariupol, porque «ya no tienen adonde volver».

Agotados, cargados con las mochilas mochilas y los bártulos. Así salen los salvados de Azovstal. Muchos de ellos apenas pueden hablar. Los voluntario­s se acercan para pedir a los medios internacio­nales un poco de merced y paciencia con las víctimas de guerra, y dejarles comer primero. Sin embargo, los testigos quieren contar lo que está pasando allí y «salvar a los que quedan dentro». En este momento momento «el heroísmo» de los soldados que están dentro de Azovstal obtiene obtiene rostro humano, y «la batalla histórica» se convierte en una gran tragedia del pueblo ucraniano.

Una batalla sin cuartel

Sergiy es trabajador de Azovstal, por eso, no tuvo ninguna duda a la hora de buscar un refugio junto con su esposa y su hija de 8 años. No puede decir «cuántos civiles todavía quedan en los refugios» porque cada día los bombardeos «los edificios se apilan como un castillo de naipes». La infraestru­ctura infraestru­ctura de la planta está destruida por completo, y «el Ejército ucraniano está manteniend­o la defensa en unas condicione­s horribles». No solo Azov, los restos de los batallones batallones de infantes de marina, guardias guardias fronteriza­s. Muchísimos heridos, heridos, pero no hay médicos ni medicament­os para curarles. « La gente se está pudriendo y murien

do lentamente». «Cada vez menos sitio y menos productos. Los ataques ataques siguen cada minuto y cada día. El único momento, en que pararon fue el 30 de abril cuando abrieron los corredores», asegura Sergiy. Según este trabajador de la planta, cuando Putin dijo que «no habría asalto y que bloqueasen la planta para que ni una mosca pueda pueda pasar fue una gran mentira».

No hubo manera de subir a la calle. Los militares han sido su fuente de comida y de informació­n informació­n sobre lo que pasaba fuera de la planta. La noticias sobre el corredor corredor humanitari­o ha sido una de las más felices de su vida.

« Mientras pasamos un puesto de control, los soldados rusos nos preguntaro­n por qué no salimos antes. ¿Cómo podríamos salir si no pararon los ataques?», comenta comenta Sergiy. Entre las personas que no pasaron la filtración se encontró encontró una mujer policía de 22 años y su hermana de 15; después de la filtración desapareci­eron.

Igor, de 27 años, estuvo en Azovstal Azovstal con su esposa y sus suegros. Comenta que tenían que cambiar de refugio para convertir su búnker en un área para los soldados gravemente gravemente heridos. Los que estaban en una condición relativame­nte mejor y por los menos podían sujetar sujetar el Kalashniko­v, volvían al frente para poder proteger a sus compañeros que se encontraba­n en un estado más grave.

En cuanto a su familia, tenían siete raciones de comida para dos meses, «compartían un paté para cuatro personas». Para coger un poco más de comida o agua, había que correr bajo los bombardeos. Igor a veces subía un par de segundos segundos «solo para ver el cielo y el sol». « Pensamos que íbamos a morir cuando hubo una explosión y en nuestro búnker apareció una grieta grieta en la pared», comenta Igor, su peor momento en el refugio.

Tras pasar la filtración de las tropas tropas rusas, eligieron «el lado ucraniano». ucraniano». Entre las cosas más importante­s importante­s que dejaron en Mariupol se encuentran las fotos, una camisa bordada de 150 años que «transmite «transmite la memoria de muchas generacion­es». generacion­es». Su suegra asegura que la imagen más fuerte que acuerda en su camino hacia Zaporiya ha sido la gente en los pueblos ucranianos. ucranianos. «Salieron de sus casas destruidas destruidas casi por completo y se santiguaba­n, nos bendecían, algunos algunos nos mandaron besos al aire. Me puse a llorar», añade ella.

Otra imagen es la «última mirada» mirada» a su ciudad natal, fue una imagen imagen apocalípti­ca.

« Las preguntas de los soldados rusos sobre por qué no queremos volver a Mariupol me parecen una manera de burlarse… Mariupol está todo negro y quemado. Parece Parece una película. Cuando salí, me arrepentí que no haber cerrado los ojos. Deberían decirnos que cerrásemos cerrásemos los ojos», concluye arrepentid­a arrepentid­a de que su la última memoria memoria de su ciudad sea la más absoluta destrucció­n. Ahora en Zaporiyia se encuentran en territorio seguro, aunque en la vecina Melitopol los combates contra los rusos se intensific­an intensific­an y se teme un contagio.

«A veces subía, a pesar de los bombardeos, solo para ver un segundo el cielo y el sol»

Igor

Refugiado en la planta

«Los soldados rusos te preguntan por qué no quieres quedarte en Mariupol. No tenemos a dónde ir»

Padre de Alina

Marinero

«Hay muchísimos heridos, pero no hay médicos ni medicament­os para curarles»

Sergiy

Trabajador de Azovstal

En el camino los ucranianos salían de sus casas destruidas y nos tiraban besos al aire. Lloré»

Suegra de Igor

Refugiada en la acería

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AP Bombardeo en la planta siderúrgic­a ucraniana
 ?? AP ?? Una familia de evacuados de Mariupol llega a un centro para desplazado­s en Zaporiyia
AP Una familia de evacuados de Mariupol llega a un centro para desplazado­s en Zaporiyia
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 ?? Infografía LA RAZÓN ?? Fuente: «Le Figaro», Institute for the Study of War y elaboració­n propia
Infografía LA RAZÓN Fuente: «Le Figaro», Institute for the Study of War y elaboració­n propia
 ?? AP ?? Imagen aérea de la planta de Azovstal, en Mariupol, tras sufrir los ataques rusos
AP Imagen aérea de la planta de Azovstal, en Mariupol, tras sufrir los ataques rusos

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