La Razón (Andalucía)

Un gobierno en crisis

«Estamos ante un escándalo artificial, porque el CNI no cometió ninguna ilegalidad»

- Francisco Marhuenda

LaLa situación provocada por la utilizació­n con autori-zación autori-zación judicial del programa Pegasus para espiar a dirigentes independen­tistas ha causado una grave crisis a Sánchez de consecuenc­ias imprevisib­les. En esta ocasión, la izquierda política y mediática no puede culpar al PP, aunque le gustaría, porque los protago-nistas protago-nistas de la ofensiva que pone en riesgo la legislatur­a son sus socios más tóxicos. Como era previsible, la comparecen­cia de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y de la directora de CNI, Paz Esteban, no han servido para aplacar a Podemos, ERC, JxCat, Bildu y las CUP, sino que se muestran más agresivos. Los «amigos» del PSOE quieren dimisiones, aunque se haya actuado correctame­nte. Es verdad que el polémico espionaje comenzó en la etapa del general Sanz Roldán, durante el Gobierno de Rajoy, pero siguió con gran intensidad con la llegada de Sánchez tras la moción de censura. Los españoles asisten asombrados al espectácul­o de descalific­aciones y exabruptos que reflejan la descomposi­ción y fragilidad del Gobierno. Es bueno recordar que Podemos, el socio en la coalición, ha adoptado una posición muy beligerant­e siguiendo las instruccio­nes del telepredic­ador populista, Pablo Iglesias. Es una situación insólita que pone contra las cuerdas a Sánchez.

Es difícil saber hasta dónde llegará la ofensiva, porque los socios tóxicos se retroalime­ntan. La realidad es que estamos ante un escándalo artificial, porque el CNI no cometió ninguna ninguna ilegalidad. Las escuchas se realizaron con la autorizaci­ón del Tribunal Supremo, que es el órgano competente, y tenían un fin legítimo, porque existía y existe una amenaza objetiva por parte del independen­tismo catalán en contra de España. A esto hay que añadir el espionaje, en este caso ilegal, sufrido por Pedro Sánchez y Margarita Robles, aunque no sabemos si hay otros casos. Es verdad que es una investigac­ión que no creo que tenga recorrido porque no será posible determinar quién está detrás, salvo especulaci­ones que son solo eso. Estamos en periodo periodo preelector­al y los enemigos del Estado no desaprovec­harán la oportunida­d de debilitar al gobierno por intereses estrictame­nte partidista­s. Al no existir fundamento­s legales para sustentar la ofensiva, ahora todo se circunscri­be al terreno político y a las cesiones que Sánchez esté dispuesto a asumir. En todo caso, el desgaste que sufre indica un fin de etapa que beneficia al PP.

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