Iglesias, ¿un año de su salida de la política?
► Tras las elecciones de Madrid del 4-M anunció que abandonaba la actividad pública. Sin embargo, sus continuas intervenciones sobre la actualidad marcan el argumentario de Podemos y buscan la confrontación con quienes fueron sus compañeros de Gobierno
«Yo«Yo ya no soy político, pue-do pue-do decir la verdad». Es la máxima a la que se acoge el exvicepresidente Pablo Iglesias que justo cumple ahora un año desde su salida de la política activa. Una rotunda frase con la que confirma que, mientras que transitaba en Moncloa repri-mía repri-mía verbalizar los contundentes ataques, que hoy como exlíder de Podemos sí se atreve a decir.
Quien fuera el fundador de Po-demos Po-demos y máxima cara visible de la formación, artífice del primer go-bierno go-bierno de coalición en España, no se ha alejado de la política -ni mu-cho mu-cho menos- solo de los cargos or-gánicos or-gánicos y de la posición de poder, pero desde sus colaboraciones en medios de comunicación y, ahora, con un programa propio vía pod-cast, pod-cast, continúa influyendo en la agenda mediática con sus análisis sobre la actualidad política.
De hecho, Iglesias marca el rumbo de la estrategia morada - lógico por la proximidad de su ideología y la de su núcleo cercano que hoy lidera el partido-, pero tanto, que hasta en el Gobierno llegaron a ironizar con su figura de «portavoz de Podemos» en la som-bra. som-bra. Una «labor» que hasta los por-tavoces por-tavoces oficiales del partido se han visto obligados a desmentir en un intento de desvincularse de los planteamientos más agresivos del exlíder que a veces lastran el tra-bajo tra-bajo de los morados de diferen-ciarse diferen-ciarse de la era liderada por Igle-sias. Igle-sias. Eso sí, en el cuartel morado reconocen que escuchan y leen con atención sus diarios análisis políticos.
Y es que Iglesias no ha dudado en agrandar sus choques contra sus excolegas de ministros. Una confrontación que ya inició durante durante su estancia en Moncloa con sus roces con el ministro de Justicia, Justicia, Juan Carlos Campo, -al que llegó a acusar de ser «un machista frustrado», o las vicepresidentas Carmen Calvo y Nadia Calviño, por la ley de libertades sexuales o por las normas antidesahucios, respectivamente. Unos choques que ha intensificado desde su salida salida de la política, aunque en Moncloa Moncloa tratan de hacer caso omiso e incluso, retratar sus afrentas, señalando señalando que «ya no tiene responsabilidades responsabilidades públicas». Él, por su parte, se justifica, con otra rotunda sentencia: « Me toca decir cosas que los compañeros que siguen en política no pueden decir».
A pesar de que en el Ejecutivo minimizan sus críticas, éstas son constantes. Iglesias ha aprovechado aprovechado el presunto caso del espionaje a líderes independentistas para exigir las dimisiones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, como responsables responsables del CNI. Acto seguido los morados actuaron de la misma manera. Iglesias, en su etapa de vicepresidente protagonizó varios choques con la ministra, como cuando ésta tuvo que defender «la neutralidad del Rey» frente los ataques ataques de los ministros morados, o recalcar en varias ocasiones, en contextos de discrepancias entre socios, que «el presidente es Sánchez Sánchez y nadie debe olvidarlo». Ahora, Ahora, es la ministra de Derechos Sociales, Sociales, Ione Belarra, quien se ha convertido en el azote contra la ministra de Defensa.
De hecho, recientemente Iglesias Iglesias ha desvelado alguno de sus choques con compañeras de gabinete, gabinete, como con la vicepresidenta vicepresidenta Nadia Calviño o la ministra María María Jesús Montero. En su biografía «Verdades a la cara», el exvicepresidente
Condiciona el rumbo de la estrategia morada y no duda en «saldar deudas» con ministros de Sánchez
exvicepresidente relata como fue el Consejo de Ministros en el que España instauró instauró el primer estado de alarma por la Covid. En esa cita, revela que, a su juicio, Escrivá, «quizá sabía más de historia económica que Calviño y Montero, que en aquel momento estaban en otras posiciones» y añade: « Menos mal, para ellas dos, que las deliberaciones deliberaciones del Consejo de Ministros son secretas. No sé qué pasaría si se llegara a saber lo que dijeron allí en ese momento. Luego tuvieron que tragarse, una por una, cada una de sus palabras. Estaban sinceramente sinceramente convencidas de que no habría una gran crisis económica», económica», relataba. Contra el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, con el que no coincidió en la mesa de ministros, también ha cargado. Le acusó de «parecer del PP» y de «debilitar la posición internacional internacional de España».
El exvicepresidente tampoco ha dudado en abrir fuego con el presidente presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Sánchez, con quien también tuvo varios varios choques cuando estaba en Moncloa. « Discusiones fuertes» en palabras de Iglesias por haber negociado en secreto la salida del Rey Juan Carlos a Abu Dabi o por la fusión entre Caixa y Bankia, entre entre otras. Ya sin cargos públicos, Iglesias ha avisado en varias ocasiones ocasiones de que « Pedro Sánchez no es de fiar». La última vez cuando el presidente aludió a reeditar una coalición con el espacio de Yolanda Yolanda Díaz. «Si hay alguien que piensa piensa que el PSOE no va a intentar, si dan los números, tener un gobierno gobierno en solitario, es que no sabe de política», recomendó a la vicepresidenta. vicepresidenta.
Los análisis de Iglesias en más de una ocasión esconden avisos velados a la nueva líder de Unidas Podemos, a la ministra que él mismo mismo designó como sucesora. Si bien en el pasado mantenían una amistad cercana, ahora ambas partes reconocen su lejanía. En los últimos días llegó a reconocer que a lomejor «se equivocó» al señalarla señalarla como su recambio o a advertir advertir de que si la vicepresidenta existe existe es «gracias a Podemos». Ha intentado, además, marcar sus pasos, buscando que acelere su proyecto, en el que aprieta para que Podemos ocupe un lugar destacado. destacado. Ante esto, la vicepresidenta vicepresidenta hace caso omiso y no duda en responderle. La última vez, anunciando anunciando que sí se presenta a las próximas elecciones, lo hará pasando pasando antes por un proceso democrático.