Geometría de la tormenta
► Variable no es la geometría, variable y suicida es el rumbo inestable, los bandazos a babor y a estribor del comandante de una nave en plena tormenta perfecta
PatriciaPatricia celebra que por fin se contemple el dolor menstrual, intenso, paralizante, imposible de gestio-nar gestio-nar sin química, como causa de baja laboral desde el primer día y por tiempo ilimitado. Tiene du-das du-das sobre si es cuestión de igual-dad igual-dad o de salud, aunque se inclina a la segunda. Pero tampoco en-tiende en-tiende muy bien el mensaje de quienes dicen que estigmatiza a la mujer. Quizá es porque si se abre esa puerta a la singularidad femenina hay quien se piense no contratar a mujeres por temor a ausencias periódicas, lo que sí podría ser una desconsideración antifeminista. Pero eso no es un estigma, sino una realidad social. Ella sufre de vez en cuando dolo-res dolo-res intensos que la obligan a en-cogerse en-cogerse y aguantar. No todos los meses, es aleatorio, pero lo pade-ce pade-ce con demasiada frecuencia. Por eso celebra algo que contribuirá a su alivio en días complicados.
Visto en perspectiva, el asunto le parece a Patricia que tiene una derivada interesante, en la línea de lo que este país padece con un Gobierno que no termina de ca-sar ca-sar sus intenciones ni con la dis-ciplina dis-ciplina institucional del ejercicio del poder. Ministras que opinan que esto es un avance y ministras que o se callan, o afirman que algo que señale así a la mujer no es una buena idea.
Se superpone este desencuen-tro desencuen-tro al último entre los socios de gobierno, ahora a cuenta de lo de la infección de Pegasus y la exi-gencia exi-gencia de cabezas cortadas que abarca desde Podemos hasta la CUP. Todos quieren la de Marga-rita, Marga-rita, hasta quienes se sientan con ella en el Consejo de Ministros. Antes fue la OTAN, las armas a Ucrania, la Monarquía, la vivien-da… vivien-da… Hay un rosario de desen-cuentros desen-cuentros que afectan a cuestio-nes cuestio-nes clave para la política y el Estado que, no obstante, no pa-recen pa-recen haber abierto la más míni-ma míni-ma grieta en la coalición de go-bierno. go-bierno. Al menos en público. Ni uno provoca crisis ni los otros se van.
Piensa Patricia que es fácil en-tender en-tender por qué: se necesitan para sobrevivir. Sánchez como primer ministro, Podemos como parti-do. parti-do. Ambos están arriesgando, aunque probablemente quien más lo haga sea Sánchez, que al caos le llama geometría variable y a su política parlamentaria de salto de mata, gestión de la diversidad diversidad parlamentaria. Bueno, esto último no se lo ha oído nunca, pero probablemente él lo vea así. Escucha en la radio cómo un día después de que el Gobierno llame llame mangantes, cobardes y frustrados frustrados a los diputados del PP, de Vox y de Ciudadanos, ese mismo gobierno tiene que tirar de ellos para sacar adelante leyes de tanto tanto calado como la de Seguridad Nacional, porque sus aliados se la querían devolver a los corrales. En unos días se volverá a vivir algo parecido cuando se ponga en marcha, con el impulso de los independentistas amigos pero también los socios del PSOE en el gobierno, una comisión para seguir dando la matraca con lo de los servicios secretos, las cloacas y demás escenarios de tétrica oscuridad oscuridad en que esa izquierda indocumentada indocumentada sitúa a los servicios secretos. ¿Es que no entienden que secretos quiere decir secretos? secretos? La oscuridad en la que ellos perciben aromas de alcantarilla y sonidos de salpicadura de aguas fecales, se parece más, en realidad, realidad, a la silenciosa y limpia del laboratorio de revelado fotográfico. fotográfico. La confusión, cree Patricia, es intencionada, no pueden ser tan bobos como para no entenderlo. entenderlo.
Vuelve Adriana Lastra a ejercer el faltonismo contra el PP llamándoles llamándoles trincones, de tramas y trampas, como si no viera o no quisiera ver que acaso tenga que tragarse esas palabras en unos pocos días. Lo ve en la tele Patricia Patricia y piensa en la cortedad de miras de un partido socialista que cuando aún queda legislatura suficiente como para deberle más de un favor a la oposición y algún reproche a los aliados, sigue sigue apalancado en la dialéctica tabernaria más áspera e inútil. Debe ser, concluye, que nos toman toman por idiotas. Y, desde luego, que conocen poco cómo en este país se pone en valor la mesura por encima del estrépito.
El centro pesa mucho más de lo que el PSOE actual es capaz de calibrar. Feijóo lo ha visto y esa es su baza. El despropósito de un gobierno que convierte a la oposición oposición en su apoyo o su pieza de tiro, según sople el viento y actúen actúen sus aliados, es un lastre para una izquierda que sigue sin encontrar encontrar su sitio y un partido socialista socialista que está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de que no se lo quiten.
Variable no es la geometría, variable y suicida es el rumbo inestable, los bandazos a babor y a estribor del comandante de una nave que en plena tormenta perfecta perfecta parece seguir decidido a salir del paso mientras desde la bodega los colegas no hacen más que abrirle vías de agua que tiene que venir a taparle el enemigo.
Se necesitan para sobrevivir. Sánchez como primer ministro, Podemos como partido