La Razón (Andalucía)

No es el Tribunal de la UE

- Cristina L. Schlichtin­g

EsEs lo primero que hay que aclarar. El Tri-bunal Tri-bunal de Estrasbur-go Estrasbur-go no es el Tribunal de nuestra Unión Europea. La instancia judicial máxima de la UE es el Tribunal de Luxem-burgo. Luxem-burgo. Estrasburg­o es un tri-bunal tri-bunal de derechos humanos, integrado por una amplísima panoplia de países con raíces tan ajenas a nuestra cultura como Azerbayán o Armenia. Para que el lector se haga una idea, aspiran a entrar Bielo-rrusia Bielo-rrusia y Kazajastán y Rusia fue expulsada. Tienen calidad de miembros observador­es Ca-nadá Ca-nadá y EE UU (que mantiene la pena de muerte), Israel ( que levanta polémicos mu-ros) mu-ros) o Japón (bien alejado de nuestro concepto antropoló-gico). antropoló-gico). Son tantas las senten-cias senten-cias y tan dependient­es de la orientació­n ideológica de los jueces que van integrando los jurados, que todo depende de quien te toque. El organismo se contradice en ocasiones.

Recuerdo el caso de Soile Lautsi, una italiana, de origen finlandés, que demandó al colegio público de sus hijos por poner un crucifijo en las aulas. Como la escuela des-echó des-echó su queja y el juez no la apoyó, Lautsi fue elevando pleitos hasta agotar todos los niveles judiciales italianos. Fue muy famoso el caso, por-que por-que el alcalde comunista de Venecia, Massimo Cacciari, dijo que, aunque era ateo, es-taba es-taba orgulloso de pertenecer a la tradición de un hombre que murió ejecutado bárba-ramente bárba-ramente por defender a los pobres y miserables. La dama se fue a Estrasburg­o y el tribu-nal tribu-nal le dio la razón en 2010, argumentan­do cuestiones re-lativas re-lativas a las libertades de con-ciencia. con-ciencia. Nadie hizo caso en Italia, siguieron con sus cla-ses cla-ses y sus cruces y el Estado apeló. En 2021, con un jurado diferente, el tribunal senten-ció senten-ció lo contrario, advirtiend­o que el Estado italiano era li-bre, li-bre, que las tradicione­s son respetable­s y no estaba claro que los niños de la finlandesa fuesen a convertirs­e por ver un crucifijo en la pared.

No estoy poniendo en duda que el Tribunal de Estrasburg­o Estrasburg­o no forme parte de los diques diques internacio­nales de defensa defensa contra las injusticia­s, tampoco que no haya tenido que liberarse a Xabier Atristain Atristain ( el fallo es firme), pero me hago eco de los prestigios­os prestigios­os juristas que señalan que la sentencia no se puede generaliza­r, generaliza­r, como pretende el entorno abertzale. Estrasburg­o Estrasburg­o es el agua al que llegan todos todos los lodos de todos los colores. colores. Adivinen adónde han llevado su caso Turull, Rull o Cuixart tras su condena.

Nuestro país ha suscrito el convenio internacio­nal y ha de acatar sus sentencias, pero desde 2015 y tras el desastre de la «doctrina Parot », que obligó a excarcelar a numerosos numerosos etarras, creó jurisprude­ncia jurisprude­ncia precisando que las peticiones peticiones de revisión de un caso ante los tribunales españoles sólo se concedería­n tras sentencia sentencia concreta del tribunal de la capital alsaciana, de manera manera que no valdría sin más una extrapolac­ión general.

Las víctimas están alarmadas. alarmadas. Tienen razón. Alrededor de cien etarras saldrían, más de la mitad de los que quedan. La «doctrina Atristain » pretende pretende establecer que la prisión prisión incomunica­da de cinco días que se aplicaba en los años de plomo vulneró los derechos derechos humanos, pero ni mucho mucho menos es así. Son muchas las legislacio­nes antiterror­istas antiterror­istas que la contemplan. Aún en esas circunstan­cias, el sospechoso sospechoso tienen derecho a abogado abogado de oficio. Atristain no fue maltratado y fue diariament­e examinado por un médico, como él reconoció y recoge la sentencia: « Al parecer no hubo malos tratos, aunque le dijo a la médico que los agentes agentes habían amenazado con arrestar a su novia ». Espero que en este caso no se impongan impongan los trapicheos políticos para agradar a los socios nacionalis­tas nacionalis­tas del Gobierno.

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