El Prado, con ojos feministas
► Estrella de Diego homenajea al museo en un libro que oscila entre la memoria y su admiración por la pinacoteca
El nuevo libro que ha publicado Estrella de Diego es, en sentido restrictivo, una apasionada declaración declaración de amor hacia El Prado –el museo de su ciudad–, y, en sentido sentido extenso, una reivindicación de la institución museística como tal. De hecho, en la obra que publica Anagrama, la autora convierte a la pinacoteca madrileña en un punto punto de diseminación que le lleva a viajar de un museo a otro del mundo sin que, en este juego de desplazamientos, exista una ruta predeterminada.
Exploración del pasado
El carácter rememorativo del libro conlleva, en efecto, que, en la exploración exploración del pasado predomine una deriva rizomática que traduce perfectamente la influencia que el posestructuralismo francés tiene sobre este texto –con Foucault y Lacan a la cabeza–. El espíritu que anima « El Prado inadvertido» es la consecuencia de una doble intersección: intersección: la del ensayo con el género autobiográfico y la de la lectura de la época en la que se gestaron las diferentes obras examinadas examinadas con la derivada de los intereses posteriores. Y, entre estos «intereses posteriores» destacan discursos como el feminista, el «queer» o el poscolonial. Los recorridos recorridos que Estrella de Diego plantea plantea por las salas del Prado están plagados de miradas oblicuas, extravíos extravíos y microanálisis que desafían desafían la linealidad y rectitud de los discursos hegemónicos.
En este «desvío» de lo oficial, lo que se persigue es la transformación transformación de la experiencia estética en un acto político. Y –como asevera la autora– «si se aspira a ser político frente a las obras de arte –frente a los artefactos visuales en general– no hay más remedio que mirarlas y escucharlas. El resto es teoría».
Frente a los discursos jerarquizantes jerarquizantes del viejo Museo del Prado, De Diego, escritora y también catedrática catedrática de Historia del Arte, contrapone la redención de la diversidad que permea el diseño expositivo del nuevo Prado. En él «se trastocan las categorías establecidas; establecidas; se desestabiliza el discurso discurso hegemónico sin tantas alharacas. alharacas. De modo que queda claro que hay muchas formas de ser político y subversivo». La profundidad profundidad analítica que la autora llega a conseguir mediante un lenguaje claro y depurado al máximo convierte a este valioso volumen en una accesible aunque aunque heterodoxa guía para poder recorrer –por vías secundarias– los espacios que componen la bicentenaria pinacoteca.