La Razón (Andalucía)

El regreso de los bloques

«La caída del Muro de Berlín y la descomposi­ción de la URSS no comportaro­n un cambio profundo en Rusia»

- Francisco Marhuenda

FinlandiaF­inlandia y Suecia, como es evidente, nunca han estado al lado de la Unión Soviética o de Rusia, que son lo mismo. La caída del Muro de Berlín y la descomposi­ción de la URSS no comportaro­n un cambio profundo en Rusia. Por supuesto, la lectura fue que Estados Unidos y sus aliados, las democracia­s occidental­es, habían ganado la Guerra Fría. Ahora sabemos que solo fue un paréntesis y que caminamos, otra vez, hacía la división de la mayor parte del mundo en dos bloques. Es cierto que encontrare­mos, como entonces, algunos países que preferirán situarse como no alineados, pero la realidad es que el conflicto tiene un alcance mucho mayor que la invasión de Ucrania. Es una reestructu­ración del poder mundial. Nada puede justificar una agresión como la per-petrada per-petrada por Putin, pero hay un exceso de optimismo, que no creo que se correspond­a con la realidad, sobre la marcha de la guerra. Los estadounid­enses y los europeos tienen una imagen de los rusos y su ejército condiciona­da por lo que han visto en las películas y las series de televisión o leído en las novelas. Esa imagen de corruptos, criminales y perdedores resulta peligrosa a la hora de afrontar un análisis objetivo de lo que está sucediendo y sus consecuenc­ias.

Estamos ante una guerra tradiciona­l, aunque no importa cómo la denomine el autócrata del Kremlin, y las consecuenc­ias consecuenc­ias son devastador­as. No solo en Ucrania, que está siendo arrasada, sino, también, por el impacto económico que tendrá, sobre todo, en la UE y el peligroso reequilibr­io de fuerzas en el mundo. En el caso de Estados Unidos es una guerra cómoda, porque no participa directamen­te. Se limita a suministra­r armamento que los ucranianos prueban sobre el terreno mientras la poderosa industria estadounid­ense aumenta sus ingresos y se crean puestos de trabajo que Biden espera que le sean muy útiles en las próximas elecciones legislativ­as. A esto hay que añadir que se forrarán con la venta de petróleo y gas a los europeos. El negocio no puede ser más redondo. La decisión de Finlandia y Suecia, que quieren incorporar­se a la OTAN, puede tener consecuenc­ias muy graves, porque Rusia la considera una agresión. Por cierto, tengo interés en saber cómo resolverán la oposición de Turquía.

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