La Razón (Andalucía)

Dismenorre­a

- María José Navarro

LeLe voy a dar una alegría a mi empresa: no me baja la regla desde la presidenci­a de Calvo-Sotelo, Calvo-Sotelo, es decir, que no cunda el pánico porque ya no me voy a pedir la baja menstrual con-templada con-templada en la reforma de la ley del aborto. Yo tuve unas reglas do-lorosas, do-lorosas, el primer día sobre todo, y sé perfectame­nte que, cuando te duele, te duele del carajo de la vela. Recuerdo cuando nos daban manzanilla con anís o té con whis-ky whis-ky para atontarnos (con dieciséis años) y así seguir con la vida, para ir a clase o a currar como hiciera falta. Luego llegó la Saldeva, ese trampantoj­o que era un analgési-co analgési-co de medio pelo y que te bajaba un poquito, sólo un poquito, el dolor. Pero ya digo, enhorabuen­a a mis jefes porque el cuerpo ya no me baja, ya no me funciona. Ojo, que mi empresa tampoco tendría que pagarla porque la paga el Es-tado Es-tado desde el primer día. En caso de sucederle a cualquier mujer, tendrá que acreditarl­o un médico, pero da lo mismo porque parece, según algunos expertos tertulia-nos tertulia-nos en cuestiones femeninas, que van a llevar un papel del Quimice-fa Quimice-fa y ya pueden quedarse holgaza-neando holgaza-neando en su casa tres días con sus santas noches. Se señala especial-mente especial-mente a las funcionari­as, que esta es otra, para imaginarla­s com-prando com-prando en los mercadillo­s con la baja debajo del brazo. Hablan los médicos, que aseguran que esos dolores incapacita­ntes son muy poco habituales. A ver si va a ser que hasta ahora no íbamos a los centros de salud para estas cosas, como no vamos por muchas otras que sufrimos por culpa de los efec-tos efec-tos de ser fértiles y también de ser amas secas, menopáusic­as, y nos los comemos con patatas para echar adelante. No sé si esto que se incluye en la reforma de la ley es necesario o no. Que segura-mente segura-mente hay cosas más importante­s, seguro. Que Irene Montero saca lo peor de mucha gente y que ense-guida ense-guida esa gente se pone de una leche que dan ganas de echarle huevo y que cueza, pues también. Pero que parece que quitarle la razón a la ministra es tan impor-tante impor-tante que lo próximo es poner en duda que el parto sea doloroso y nos manden a trabajar rapidito.

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