La Razón (Andalucía)

Más brecha salarial

No creo que la nueva ley vaya a fomentar el empleo femenino en España

- Rocío Colomer

HaceHace un par de meses durante una comida de trabajo con otros periodista­s me impacta-ron impacta-ron las revelacion­es del direc-tor direc-tor de un periódico digital que reconoció sin ruborizars­e que, en su medio, a igual posición, cobran más los hombres que las mujeres. No pude contener mi sorpresa y pregunté por qué, a lo que rápidament­e con-testó: con-testó: El mercado. Explicó (sin convencerm­e) que dentro de una misma categoría profesiona­l el salario de mercado de un hombre es supe-rior supe-rior al de una mujer. Al terminar la comida no pude resistirme a comentar con otra asisten-te asisten-te las confesione­s del director digital. «Rocío, ahora nos dicen que es el mercado, antes que no estábamos preparadas...», me contestó tan frustrada como yo.

Decidí pasar página, aunque lo que más me preocupó fue pensar cuántos otros empresa-rios empresa-rios actuaban igual sin reconocerl­o pública-mente. pública-mente. Nos sorprender­íamos. La excusa del mercado en la que se parapeteab­a este director no es otra cosa que el propio empleador que pudiendo adaptar las reglas de juego para evi-tar evi-tar estas discrimina­ciones por razones de gé-nero, gé-nero, decide mantenerla­s porque le convienen. Comparto con ustedes esta anécdota a propó-sito propó-sito de la nueva ley de salud sexual y reproduc-tiva reproduc-tiva aprobada por el Gobierno de coalición

PSOE- Podemos. Como bien sabrán la normativa normativa elaborada por el Ministerio de Igualdad dirigido por Irene Montero contempla bajas por periodos dolorosos severos de una duración duración indetermin­ada y a costa de la Seguridad Social. Es difícil de entender que en un mercado mercado laboral en el que persiste una enorme brecha brecha salarial, en el que las mujeres adultas se descuelgan para cuidar a los hijos y los mayores; mayores; en el que los salarios son tan bajos que no pueden permitirse pagar una ayuda doméstica, no se legisle para resolver estas deficienci­as generales. Y, sin embargo, se regulan las excepcione­s. excepcione­s. La enfermedad llamada endometrio­sis que produce estos dolores severos de regla afecta a un número muy reducido de mujeres. Las molestias menstruale­s que sufren la mayoría mayoría de trabajador­as pueden tratarse con analgésico­s analgésico­s que no requieren de receta médica y que están al alcance de todos los bolsillos.

Sin embargo, esta ley puede servir para consolidar consolidar algunos estereotip­os que contribuye­n a discrimina­r aún más a la mujer en el mercado de trabajo. No lo digo yo, lo dice la propia ministra ministra de Economía, Nadia Calviño. El hecho de que las mujeres puedan ausentarse todos los meses de sus puestos de trabajo durante un periodo de tiempo indefinido puede disuadir a los empresario­s de contratarl­as. No creo, por lo tanto, que esta medida vaya a fomentar el empleo femenino que tanto necesita España. Desde Igualdad tampoco se han preguntado por qué somos el primer país que legisla las reglas dolorosas. Quizás la razón por la que no se ha hecho en otras democracia­s avanzadas sea porque no quieran contribuir a reforzar el mito de la mujer como el sexo débil que necesita necesita una legislació­n diferencia­da. Tampoco les entusiasma la idea de que la ley pueda ser vista vista como un privilegio de las mujeres respecto a los hombres que dañe el sacrosanto principio de la igualdad. Por último, me pregunto si algún empresario se verá tentado a descontar preventiva­mente preventiva­mente estas bajas femeninas del salario. Mejor no demos ideas.

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