La Razón (Andalucía)

Los mangantes sois vosotros, Pedro

- Eduardo Inda

LaLa Real Academia zanja la definición de «mangante» en cuatro palabras: «Que manga o roba». Ningún presi-dente presi-dente del Gobierno ha osado vomi-tar vomi-tar éste u otro término similar contra un miembro de la oposición. Ni el Adolfo Suárez del 23-F: lo normal, era un gentleman. Ni ese ser superior intelectua­lmente que era Calvo-Sotelo, cuyas formas podríamos catalogar de versalles-cas. versalles-cas. Ni el Felipe crecidito de los 202 diputados ni el Felipe acorralado de los GAL, los fondos reserva-dos reserva-dos y las escuchas del Cesid. Ni el Aznar triturado por medios y PSOE tras ese 11-M que constituyó un golpe de Estado perpetrado por Al Qaeda, sola o en compañía de otros. Tampoco Zapatero que, por muy iluminado que sea, que lo es, jamás suelta una mala palabra porque es exquisito en las formas. Menos aún un Rajoy al que por mucho que le pegasen mañana, tarde y noche, con razón o sin ella, jamás perdió la compostura. Hasta que llegó Pedro Sánchez, que se debe creer la reen-carnación reen-carnación de Napoleón o que tiene licencia para matar dialéctica­mente a quien le venga en gana. El presidente ha pulverizad­o la cortesía parla-mentaria parla-mentaria en las dos últimas sesiones de control al llamar «mangante» al Partido Popular como si fuera un vulgar macarra de barrio bajo. «Hoy los mangantes», desafió hace 10 días a los de Feijóo, «no están en el Gobierno como sí ocurría con el PP». Este miércoles se defendió de las educadísim­as educadísim­as críticas de la bancada de enfrente repitiendo el palabro. Todo con tal de no explicar en la sede de la soberanía nacional los por otra parte necesarios necesarios pinchazos a los golpistas catalanes, la cortina cortina de humo esparcida con los ataques de Pegasus sufridos por él mismo y varios de sus ministros, una verdad a medias más por cuanto, tal y como ha demostrado documental­mente Okdiario, se enteró de ellos prácticame­nte en tiempo real, no ahora. Un discípulo aventajado de Goebbels: «Cuando no puedas negar una noticia, invéntate otras para distraerla». El histerismo es sinónimo sinónimo de debilidad. Sánchez sabe que entrar en el cuerpo a cuerpo en el caso Pegasus es una batalla perdida de antemano por razones obvias: tiene en contra la realidad de los hechos, sus patrañas y a los medios. Por eso sale en tromba a desviar la atención insultando a gente sin tacha como Cuca Gamarra. Convendría recordar a este truhán que ni un solo miembro del Gobierno Rajoy ha sido procesado. Y es menester echarle en cara varias cositas. La primera es que el PSOE fue el primer partido condenado en democracia por financiaci­ón financiaci­ón ilegal. ¿Qué carajo, si no, fue el caso Filesa acreditado en sentencia firme? Suma y sigue: la formación que dirige Sánchez protagoniz­ó el mayor latrocinio de fondos públicos de la Europa contemporá­nea, los ERE. El importe del botín lo dice todo: 680 millones y no de pesetas sino de euros. Dos ex presidente­s de la Junta de Andalucía Andalucía y luego ministros, Chaves y Griñán, fueron condenados, el primero por prevaricac­ión, el segundo por este delito y malversaci­ón. También También hubo sanción penal por tomar resolucion­es injustas a sabiendas a los ex consejeros Zarrías y Magdalena Álvarez. Hay que recordar que otros altos cargos socialista­s andaluces emplearon dinero dinero destinado a paliar las penurias de los parados parados para irse de putas y comprar coca. Sánchez tampoco está personalme­nte para dar lecciones de ética a nadie: su Gobierno ha dado 960.000 euros en ayudas a la empresa de sus papás, Playbol, Playbol, de la misma manera que Nadia Calviño hace lo propio con su maridito. En fin, querido presidente, que calladito estás más guapo aún.

El presidente ha pulverizad­o la cortesía parlamenta­ria en las dos últimas sesiones de control

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