La izquierda se ceba con el alquiler
No corren buenos tiempos para la vivienda en alquiler. Ni para los arredandores ni para los arrendatarios. La oferta se ha desplomado producto de un marco condicionado por el intervencionismo del Gobierno, que advino para aliviar las cargas a los demandantes de hogar y está empeñado en que sea una tarea inviable. El balance de las políticas socialistas y comunistas es que el «stock» de casas ha caído un 37%, los precios han marcado récord en 18 capitales y los inquilinos dedican la mitad de sus ingresos para pagar el arriendo. Desde la demagogia y el populismo parece simple abaratar los costes. Ordeno y mando. Las leyes del mercado son otra cosa. La libertad y la propiedad son palancas contra la arbitrariedad que asfixia al sector con regulaciones y rigideces mientras desactiva la seguridad jurídica. Las intromisiones descabelladas minan la oferta. Si la demanda crece... La frivolidad de Moncloa acarrea una dolorosa factura.