La Razón (Andalucía)

Inspirada por McLaughlin

► El récord del mundo de Tobi Amusan en los 100 vallas (12.12) y el 12.06 ventosos que hizo en la final acercan a otra barrera histórica

- L. Haurie

No era difícil de pronostica­r que las marcas de Armand Duplantis (aquí al lado) y Sydney McLaughlin McLaughlin (lo leyeron hace unos días) serían las de mayor de relumbrón relumbrón en el Mundial de Eugene. Este mismo diario lo advirtió en la víspera del campeonato, de hecho. Lo que nadie consideró fue el recital de la nigeriana Tobi Amusan en las dos carreras de 100 vallas que había programada­s programada­s para la jornada de clausura: récord del mundo en 12.12 en la semifinal y 12.06 no homologabl­es homologabl­es por exceso de viento a favor para colgarse el oro y advertir que la barrera legendaria de los once segundos ya está ahí.

Ha sido el Mundial de las vallas femeninas, sin duda, después de que Sydney McLaughlin bajase por primera vez de los 51 segundos segundos el viernes. Quizás inspirada por la estadounid­ense o tal vez ayudada por esas zapatillas «mágicas» «mágicas» de fondista que ambas usan y que, según lo expertos, ayudan una barbaridad en el paso del obstáculo, Tobi Amusan hizo historia en la primera de las tres semifinale­s. A su lado corrió Kendra Harrison, la mujer que batió en 2016 (12.20) el sospechosí­simo sospechosí­simo 12.21 que la búlgara Yordanka Donkova tenía como plusmarca universal desde hacía casi treinta años.

Harrison encabezó la carrera hasta el aterrizaje de la tercera valla, cuando debió sentir a su izquierda el aire moverse por el bólido que la adelantaba: fue segunda segunda la estadounid­ense con un fantástico tiempo de 12.27 en el que nadie se fijó porque Amusan paró el reloj en 12.12. Una locura. Su rival había tardado veintiocho años en rebajarle una centésima al récord con asterisco de Donkova. Donkova. La nigeriana acababa de rebajar rebajar en casi tres décimas su marca personal (estaba inscrita con 12.41) y en ocho centésimas la plusmarca universal de todos los tiempos.

La africana se hizo la foto de rigor junto al cronómetro y se marchó a descansar porque la final sería en menos de dos horas. Nadie se imaginaba que lo mejor estaba por llegar.

A Tobi Amusan la estaban esperando esperando Kendra Harrison –recordwoma­n –recordwoma­n sin títulos tras sus platas en Doha y Tokio–, la puertorriq­ueña puertorriq­ueña Jasmine Camacho, oro olímpico, y las jamaicanas de rigor, que siempre se suben al podio en el último cuarto de siglo: siglo: las Michelle Freeman, Brigitte Brigitte Foster, Delloreen Ennis de antes, y recienteme­nte Megan Tapper o Dannielle Williams. El subidón emocional del récord podía jugar en su contra, pero, al contrario, fue un excepciona­l combustibl­e.

De nuevo, la nigeriana iba retrasada retrasada en los primeros obstáculos obstáculos y subió de marcha poco antes del ecuador de la prueba para dejar transcurri­r un verano entre su llegada (12.06 con un viento ilegal de 2,5 metros por segundo) y las otras medallista­s, la jamaicana jamaicana Britany Anderson y Camacho, Camacho, separadas a la milésima porque ambas entraron en 12.23. Y lo más alucinante de todo es que sale mal, le cuesta ponerse en marcha. En cuanto pula ese defecto, Tobi Amusan bajará de los 12 segundos para seguir haciendo haciendo historia.

El récord batido en semifinale­s, lejos de pesarle, se convirtió en combustibl­e para arrasar en la final

La nigeriana aún tiene margen de mejora en la salida. Si la pule, bajará de los doce segundos

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EFE La nigeriana Tobi Amusen batió el segundo récord del mundo en vallas del Mundial de Oregón

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