La Razón (Andalucía)

Este julio de bochorno

Parece claro que este asunto de los ERES es una corrupción de libro

- Juan Ramón Lucas

CaenCaen sobre nosotros los calores de un julio implacable, un bochor-no bochor-no que a orillas del Mediterrán­eo se convierte en una losa pegajosa que provoca sudor, sofocos y una desgana difícil de superar. Bochorno. Pienso en la lucidísima tesis del profesor Antonio Ma-nuel Ma-nuel sobre la forma en que la lengua árabe de Al Andalus sobrevivió a la desaparici­ón del reino –encriptada, disfrazada de castellano en frases que sólo se entienden desde esa mirada– y me pregunto si hay alguna suerte de juego del des-tino des-tino o es simple coincidenc­ia el modo en que un mismo término define en este día extraño los ánimos en que uno navega: distintos sen-timientos sen-timientos se esconden tras una sola palabra, bochorno. De sofoco de calor, pero también de desazón por una noticia que me pilla a contra-pié contra-pié y me pone en el ánimo una contradicc­ión tan inclemente como este julio. He conocido y admirado a Antonio Griñán. Uno ya tiene edad suficiente como para no poner la mano en el fuego ni por sí mismo, pero me resulta perso-nalmente perso-nalmente doloroso que tenga que ir a la cárcel porque creo que él simplement­e no lo merece. Ya lo sé, sí, afortunada­mente algo tan subjetivo como esto no es la materia que cimenta una sentencia; no soy yo quién para dudar de su pertinenci­a jurídica y por tanto no osaré poner en cuestión ni una coma de la sentencia que lo envía a lo que él mismo ya dijo y escribió que es el final de su vida. Pero personalme­nte me provoca un profundo desasosieg­o. Hay en la sentencia que lo manda a prisión una desavenenc­ia desavenenc­ia técnica entre los magistrado­s, que indica que quizá la duda siga siendo ánimo pertinente.

Probó la justicia que durante la primera década década de este siglo, el PSOE urdió un sistema de fraude institucio­nal que repartió casi 700 millones con el supuesto objetivo de garantizar la paz social. Fueron pagos fuera del control de la Intervenci­ón cuando Griñán era Consejero de Hacienda y luego Presidente de la Junta. La condena por malversaci­ón da a entender que participó deliberada­mente en el plan para defraudar dinero público y obtener o comprar favores políticos en beneficio del enquistado poder socialista en Andalucía.

Cada palo tiene que aguantar su vela, y asumir una responsabi­lidad pública entraña un compromiso compromiso de honestidad y trabajo por el bien común que es su obligación mantener con determinac­ión determinac­ión y transparen­cia. ¿Sucede siempre así? Qué quiere que le diga, francament­e me malicio que casi nunca. Y parece claro que este asunto de los ERES es una corrupción institucio­nal institucio­nal y mantenida de libro. Griñán, como Chaves y los demás condenados están involucrad­os involucrad­os en ella por acción u omisión. Lo medida que estime la justicia en su sanción habrá de ser la verdad oficial y su cuestionam­iento argumentad­o argumentad­o en el recurso legal que quede, en este caso el Constituci­onal y una extrema petición de indulto.

A quien esto firma le queda la duda, personal, acaso fruto de un ingenuo equívoco biempensan­te, biempensan­te, de que alguien como Griñán está aguantando aguantando una vela mayor que no estoy seguro que él haya izado. Pero el mundo funciona así. Y afortunada­mente para la Justicia, yo no la imparto, imparto, solo me permito la osadía de, de vez en cuando, escribir sobre ella y enviar ánimo a quien sigo consideran­do un hombre política y personalme­nte bueno.

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