La nueva selectividad
Marta Robles
EsperoEspero equivocarme, pero la «nueva selec-tividad» selec-tividad» me sugiere un nuevo intento de recortar el esfuerzo de los alumnos. Que se pase de ejer-cicios ejer-cicios de tres materias comu-nes comu-nes obligatorias -Lengua, His-toria His-toria e Idioma Extranjero- a dos, Historia de España e His-toria His-toria de la Filosofía, y que se incluya un «control de madu-rez» madu-rez» que suponga el 25 por ciento de la nota de acceso, como las otras pruebas (entre las que sigue, menos mal, la de la materia obligatoria según la rama escogida por el alumno), me da que pensar. ¿Control de madurez? ¿Una prueba de re-lacionar? re-lacionar? Hombre, valor se le supone al estudiante. Y tam-bién tam-bién al profesor, que debería exigir al alumno que relacio-nase relacio-nase permanentemente. Si no se relaciona lo que se estudia no sirve para nada. Tampoco si no sabe expresarlo, para lo que hace falta un conocimien-to conocimien-to suficiente de la propia len-gua, len-gua, que no se va a probar en el examen correspondiente… ¿De verdad los chicos no van a tener que examinarse de espa-ñol? espa-ñol? ¿Tampoco de inglés? ¿So-bre ¿So-bre qué Historia de España tendrán que responder, si solo se va a dar una parte mínima? Será que me estoy haciendo vieja, pero cada vez que hablo con los chicos jóvenes que se atienen a lo estrictamente de-mandado de-mandado para aprobar el ba-chillerato ba-chillerato veo una seria desga-na, desga-na, una enorme beligerancia contra el esfuerzo y una ínfima resistencia a la frustración. También, por suerte, me en-cuentro en-cuentro con jóvenes que se matan luego en sus carreras y que las completan con toda suerte de estudios, pero no son la media. Esa media parece más alentada a aprobar inde-pendientemente inde-pendientemente de lo que ponga de su parte y a quejarse si le resulta difícil. Nuestros hijos son mejores que noso-tros. noso-tros. Pero parece que no nos lo creemos.