El problema es Sánchez

MoncloaMoncloa se vuelve a equivocar con Díaz Ayuso. Cada vez que la madrileña saca los pies del ties-to, ties-to, Sánchez arremete contra ella. Esa estrategia de señalar un ene-migo ene-migo y confrontar contra él no ha sido rentable para el PSOE ni en Andalucía ni contra la propia Ayuso en ocasiones anteriores.

Moreno Bonilla se benefició del voto de muchos que ante el temor a que Vox entrase en el gobierno de la Junta, decidieron dar un «voto útil» al PP. Exacta-mente Exacta-mente lo contrario de lo que pretendía Sánchez.

En Madrid, cometió el mismo error con Díaz Ayuso hace años. La guerra abierta en pandemia acerca de las restricciones y cie-rre cie-rre de negocios la convirtió en lideresa de la oposición pública a Sánchez, a la vez que en mártir del gobierno de coalición. Creó, sin querer, un personaje político en donde no había nada.

Poco importa que Madrid gestione inadecuadamente áreas tan sensibles como la sa-nitaria sa-nitaria o el transporte, porque ella cae bien a la gente y Sánchez mal y en Madrid, la política y la simpatía siempre están por en-cima en-cima de la gestión.

Para rematar el dislate, deci-dió deci-dió intervenir de manera estali-nista estali-nista el PSOE madrileño. Todos los candidatos desde 2015 han sido designados por él. Gabilon-do, Gabilon-do, Pepu Hernández o Franco son tres caras del mismo fraca-so. fraca-so. El balance es que el PSOE es tercera fuerza política en la re-gión, re-gión, cuarta en la capital y que, a nueve meses de las elecciones no hay candidatos a las dos prin-cipales prin-cipales instituciones. La delega-da delega-da del Gobierno, mano derecha de Simancas y favorita de Lastra, ha dejado de estar en las quinie-las quinie-las y Lobato es el político más gris y anónimo que haya pasado por Madrid. El problema es Sán-chez, Sán-chez, por el rechazo que le pro-fesan pro-fesan los votantes madrileños, por los candidatos que ha im-puesto im-puesto y por su estrategia de polarización con Ayuso.