La Razón (Andalucía)

«Un fallo del ser humano es que cree que tiene razón en todo»

Tras arrasar en el género de la novela de misterio con «La mujer en la ventana» vuelve con otra intrigante historia

- Concha García. MADRID

ConCon ricos personajes e intrépidos misterios, A. J. Finn formula sus novelas policíacas de tal manera que resuenan allá donde llegan. «La mujer en la ventana» (2018) fue uno de los fenómenos editoriale­s de los últimos años, éxito que se multiplicó con su adaptación a la gran pantalla. Ahora, vuelve con más intriga, con una escalofria­nte historia y con múltiples referencia­s a Agatha Christie o Arthur Conan Doyle, en «El final de la historia» (Grijalbo). Esta obra consagra al estadounid­ense como autor clave en el thriller actual, y sigue los pasos de Nicky Hunter, profesora y crítica experta en la obra de Sebastian Trapp, reconocido novelista de misterio, a quien conocerá para contar su enigmática e incluso arriesgada historia.

¿La resaca del éxito de «La mujer en la ventana» ha influido?

Ha sido un gran reto. No por las razones que la gente puede pensar. El proceso de escritura se dio en circunstan­cias muy diferentes a cómo escribí «La mujer en la ventana», que lo hice cuando trabajaba en la editorial que después compró los derechos, y escribía en mi tiempo libre. Pero con este he sido autónomo a tiempo completo, escritor, y necesité muchas horas para desarrolla­r la disciplina necesaria y, sobre todo, para acabarlo.

En ese primer thriller un hilo conductor fue la importanci­a de las enfermedad­es mentales. ¿Mantiene ese discurso?

Lo que más he agradecido del viaje de «La mujer en la ventana» ha sido poder hablar a los lectores sobre la salud mental. Me sentía muy incómodo hablando de mi bipolarida­d, me di cuenta del privilegio que era poder conciencia­r sobre que una persona puede vivir con eso y tener éxito profesiona­l. En «El final de la historia» no me centro en ello, pero los personajes sí tienen luchas: el duelo, la soledad, el pasado...

¿Qué momento vive el thriller?

Las novelas de misterio o thrillers, o de crímenes o detectives, como las llames, están siendo delegadas por géneros de fantasía o las comedias románticas. Porque en tiempos de dificultad­es políticas, los lectores tienden a alejarse de géneros oscuros. Pero los thrillers siempre van a tener un sitio importante. Y diría que ahora hay más demanda de misterios al estilo tradiciona­l.

Si los gustos literarios están ligados a las cuestiones sociales, ¿qué hay de la actual sociedad sobreinfor­mada?

Es muy fácil pensar que sabemos todo, sobre todo porque tenemos acceso a muchísima informació­n, sea porque la buscamos, nos llega o nos la meten con cuchara. Entonces involucrar­se en una historia de la que no necesariam­ente sabes todo es refrescant­e.

A Nicky Hunter le entra una fiebre detectives­ca al querer escribir sobre la vida de Sebastian Trapp, ¿qué refleja?

La curiosidad es una cualidad muy atractiva. Hoy la gente centra su curiosidad por caminos más maliciosos, o menos directos, sobre todo en internet. Y eso no es útil salvo que quieras hacer daño.

Con los móviles, ¿todos podemos ser detectives?

En cierto modo sí. Es algo aterrador. Porque muchas veces lo que descubrimo­s con un «click» no es fiable, si no llega a ser falso. Y normalment­e los detectives no utilizan utilizan la informació­n para propósitos dañinos.

Los personajes de su novela, por traumas o culpabilid­ades, se van corrompien­do. ¿Así ve al ser humano?

Me gusta la gente, y pensar que la mayoría es empática. Pero un fallo de la naturaleza humana es que estamos convencido­s de que tenemos razón en todo. Nos creemos nuestras propias historias y las que nos contamos sobre los demás. En este libro los personajes descubren que estaban equivocado­s, incluso sobre sí mismos.

Escribe que «tendemos a pensar que los escritores de novelas policíacas son asesinos en potencia, homicidas frustrados». ¿Es su caso?

Hay tantísimas personas a las que querría matar... ¡es broma! (Ríe). Es extraño, porque muchos de los escritores de novelas de misterio que conozco son personas felices. Más que los de otros géneros. A mí no me gusta retratar a nadie en mis libros que conozca personalme­nte, así que a nadie que haya matado en ellos ha venido de ninguna inspiració­n real. Sería algo pasivo, agresivo, incluso cobarde. Si quisiera matar a alguien lo haría y punto... ¡es broma otra vez!

Más que las listas de best seller, lo que agradezco es poder hablar a los lectores sobre salud mental»

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A. J. Finn GRIJALBO 544 páginas 22,90 euros
«El final de la historia» A. J. Finn GRIJALBO 544 páginas 22,90 euros
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GONZALO PÉREZ

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