La Razón (Andalucía)

Dos semanas e indiferenc­ia con Puigdemont: «¿Vive aquí?»

► La gran mayoría de los vecinos de los pueblos del sur de Francia que han acogido actos electorale­s han ignorado la presencia del candidato de Junts durante la campaña

- J.Gallego/À. Cárcel. ELNA/ARGELÈS-SUR-MER (FRANCIA)

ConCon la frase «el mundo nos mira», el independen­tismo ha estado durante años reivindica­ndo que su causa tenía eco internacio­nal, pero la realidad parece mucho más cruel ya que Carles Puigdemont ha sido incapaz de despertar interés en el sur de Francia, donde se ha refugiado para desarrolla­r su campaña electoral durante las dos últimas semanas. El candidato de Junts ha estado concretame­nte entre los municipios franceses de na( separados por unos pocos kilómetros), pero sus vecinos parecen indiferent­es a Puigdemont: «¿Vive aquí?», se preguntan unos mientras otros señalan con el dedo, de forma distante, para decir que a las afueras se están llevando a cabo actos políticos por la tarde por la campaña electoral.

Puigdemont se encuentra en la provincia del Rosellón, cuya capital es Perpiñán, y es un territorio que perteneció a España hasta 1659. Para Puigdemont y el independen­tismo es la «Cataluña norte», aunque la gran mayoría de sus ciudadanos se sienten poco interpelad­os por esa expresión ya que apenas se habla ni siquiera el catalán. En concreto, en Argelès-sur-Mer, las señales de tráfico están todas indicadas en francés; en Elna, sí que hay traducción al catalán. En todo caso, el sentimient­o «procatalán» es ínfimo. «Mis abuelos sí hablaban catalán, pero se ha ido perdiendo. Ahora tan solo hay dos escuelas (una pública y otra privada) que enseñan en catalán. Las dos están en Perpiñán», cuenta una de las muy pocas vecinas que muestra sensibilid­ad hacia lo catalán y, de hecho, lleva a sus dos hijas a la escuela catalana. No obstante, rechaza con rotundidad que Francia se sume a la causa independen­tista y defiende de forma acérrima la unidad de la República francesa: «Nosotros entendemos el catalán como algo cultural, algo que justifica el patrimonio histórico que nos rodea».

Lo cierto es que esta vecina es de las muy pocas que es capaz de hacer referencia a Puigdemont. El resto, apenas sabe nada pese a que sí conoce quién es. «Como mucho, en actos políticos de Puigdemont, he identifica­do a un par de familias de la ciudad. Nada más», cuenta un policía fuera de servicio, aunque ha sido testigo de algunos actos de Puigdemont por cuestiones laborales (es decir, para velar por la seguridad de los ciudadanos). «Los pocos que dan apoyo a la independen­cia de la Cataluña sur no apoyan la independen­cia de la Cataluña norte», cuenta otra vecina del municipio, que tiene un comercio en Elna. En su caso, ha estado dividida sobre el apoyo o no de la independen­cia de la «Cataluña sur»: «Creo que la gestión del Gobierno español en octubre de 2017 fue muy mala y ahí apoyé a los independen­tistas. Ahora, ya tengo dudas», apunta, mostrando cierta sensibilid­ad hacia el separatism­o y reivindica­ndo el derecho de autotermin­ación, aunque defiende la unidad de Francia.

Pero más allá de estos tres testimonio­s, el resto de vecinos consultado­s (más de una veintena) viven con indiferenc­ia a Puigdemont y al independen­tismo. «Ni idea. No me siento concernida por lo que diga Puigdemont», dice una mujer de unos 60 años que pasea por las calles de Argelès-sur-Mer. «Es independen­tista y eso no es bueno para Europa», dice otro señor que camina tranquilam­ente por el centro del pueblo. «Aquí, somos contrarios a la independen­cia. Estamos muy alejados de la independen­cia. Apenas se habla el catalán», apunta otro señor. «No sabía que Puigdemont estaba por aquí», añade una joven. En Elna, ciudad que acogió anoche el

cierre de la campaña, sí se percibe alguna molestia: «Somos un pueblo tranquilo, nos cuesta acostumbra­rnos a tanta gente, a los periodista­s y a los autobuses», apunta una señora. Y es que cada tarde llegan autobuses desde Cataluña con los periodista­s que cubren la campaña electoral y los adeptos a Puigdemont.

En los pueblos del sur de Francia (o la «Cataluña norte», para los separatist­as) se da una circunstan­cia prácticame­nte impensable en Cataluña: hay una doble red de escuelas (la gran mayoría de colegios imparten las clases en francés, aunque hay alguno bilingüe y dos catalanes) y se fomenta la llegada de ciudadanos de otras partes del país. En concreto, a cada paso que se da, uno se cruza con alguien procedente del norte de Francia, que llega en busca de un nivel de vida más barato y buen clima. Y esa mezcla de ciudadanos autóctonos y procedente de otras partes de Francia se da en sana convivenci­a y sin problemas de escolariza­ción ni tensiones de ningún tipo. «El problema es la inmigració­n magrebí, que no se integra», señala una señora en Elna, con contundenc­ia, un comentario que refleja por qué ganó el Frente Nacional de Marine Le Pen en Perpiñán, recienteme­nte. Perpiñán se encuentra a pocos kilómetros de Elna y Argelès-sur-Mer.

Puigdemont ha hecho campaña a 30 kilómetros de la frontera con España y, hasta el último momento, se ha especulado con la posibilida­d de que diera un golpe de efecto y cruzara a Cataluña. Finalmente, salvo sorpresas, parece que esa circunstan­cia no se ha dado. El candidato de Junts se ha limitado a protagoniz­ar actos día sí y día también, a los que acudían cada tarde sus incondicio­nales, que llegaban en autocar financiado por el partido desde diferentes comarcas de Cataluña. Los peregrinos, con un perfil mayoritari­amente pensionist­a, pugnaban por una fotografía con Puigdemont, siempre cercado por dos bien esculpidos «técnicos de seguridad», que se han revelado como dos Mossos d’Esquadra que actúan fuera de servicio.

La gran mayoría de actos electorale­s de Puigdemont se han desarrolla­do en el espacio Jean Carrère Space de Argelès-sur-Mer, que se ha llenado exclusivam­ente de catalanes «del sur». A tenor de lo visto en la «Cataluña norte», parece que poca complicida­d social van a poder obtener ahí los independen­tistas. Puigdemont ha estado rodeado por la indiferenc­ia más absoluta en las semanas previas a su vuelta a España gracias a la amnistía.

Prácticame­nte, ningún vecino es sensible a la causa separatist­a y el catalán no se habla

 ?? LA RAZÓN ?? El centro de Argelèssur-Mer, municipio que ha acogido actos de Puigdemont
LA RAZÓN El centro de Argelèssur-Mer, municipio que ha acogido actos de Puigdemont
 ?? LA RAZÓN ?? Imagen de una de las calles de Argelèssur-Mer
LA RAZÓN Imagen de una de las calles de Argelèssur-Mer

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