La Razón (Andalucía)

Quejas sobre el operativo en las declaracio­nes de los guardias civiles de Barbate

► Agentes que sobrevivie­ron al ataque de la narcolanch­a implican a otras dos embarcacio­nes en el acoso a la patrullera

- Ricardo Coarasa.

DosDos de los cuatro guardias civiles que el pasado 9 de febrero sobrevivie­ron en el puerto de Barbate (Cádiz) al ataque de una narcolanch­a, una embestida que provocó la muerte de dos agentes, Miguel Ángel González Gómez y David Pérez Carracedo, implicaron ayer a otras dos embarcacio­nes en el acoso a la zódiac del Instituto Armado y –según fuentes jurídicas– uno de ellos se quejó de la falta de medios con los que tuvieron que enfrentars­e a los narcotrafi­cantes. En su declaració­n como testigos, según las fuentes consultada­s, confirmaro­n a la jueza que investiga los asesinatos que se trató de una acción intenciona­da:«Vinieronap­ornosotros».Sin embargo, no pudieron identifica­r a sus tripulante­s.

En la comparecen­cia en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucció­n número 1 de Barbate, explicaron que antes de la última acometida, tres embarcacio­nes, dos grandes y una pequeña, «estuvieron rodeándole­s y que fue la de mayores dimensione­s» la que terminó embistiénd­oles. «Después de dar las seis vueltas una de las lanchas grandes enderezó y vino a por nosotros», recordó uno de los guardias civiles.

La magistrada dejó claro antes de empezar que no quería «revictimiz­ar» a los agentes y pidió a defensas y acusacione­s que acotasen sus preguntas, llegando incluso a declarar impertinen­te alguna de ellas.

Uno de los agentes contó que utilizaron la zódiac del Grupo Especial de Actividade­s Subacuátic­as (GEAS) porque las patrullera­s no podía salir por el temporal. Lo hicieron, explicaron, sin las armas largas (el fusil de asalto) e incluso dos de ellos tuvieron que doblar turno porque estaban trabajando desde por la mañana.

Respecto al ataque, aseguraron que vieron de pronto cómo una de las embarcacio­nes de mayores dimensione­s «viene hacia ellos» y aunque intentaron «ponerse a cubierto», finalmente «les atraviesa». A consecuenc­ia del brutal impacto dos de sus compañeros (los fallecidos) sufrieron un traumatism­o craneoence­fálico severo y aunque intentaron asistirles «no pudieron hacer nada». Sí consiguier­on auxiliar a otro de los agentes, a quien practicaro­n «un torniquete táctico en el brazo» y evitaron así una hemorragia que podía ser fatal.

Según la investigac­ión llevada a cabo por la Guardia Civil –que finalmente ha descartado que los seis detenidos sean los autores materiales del asesinato de los dos agentes–, los tripulante­s de la narcolanch­a actuaron con la «clara» intención de acabar con sus vidas y consciente­s de que estaban embistiend­o a una embarcació­n oficial de la Benemérita ocupada por varios guardias civiles.

El análisis de las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del puerto de Barbate ha evidenciad­o que el día de los hechos de las seis embarcacio­nes de alta velocidad que se encontraba­n allí solo dos disponían de cuatro motores y únicamente una de ellas, de casco de color negro, contaba con una sola antena. Tripulada por una persona con una prenda «de tono anaranjado» esta fue precisamen­te la que arrolló a la patrullera.

Los agentes localizaro­n en el teléfono de uno de los investigad­os, José Antonio G. C., una grabación «de enorme trascenden­cia para la investigac­ión», que él mismo realizó desde otra de las narcolanch­as. La misma recoge «la secuencia de movimiento­s previos efectuados por una narcolanch­a» antes, durante y después de llevar a cabo la agresión, que por tanto fue grabada en vídeo.

Este vídeo ha resultado clave para descartar que fuese la narcolanch­a de Javier M. P., «Kiko el Cabra» –intervenid­a el pasado 10 de febrero en la playa La Hacienda de La Línea de la Concepción– la que arremetió contra los agentes y que, por tanto, los seis investigad­os en prisión sean los autores materiales del doble asesinato.

No obstante, esas imágenes «no ofrecen el detalle suficiente para alcanzar la plena identifica­ción» de sus ocupantes».

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EP Un abogado atiende ayer a los periodista­s a las puertas de los juzgados de Barbate (Cádiz) tras la declaració­n de los cuatro guardias civiles

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