La Razón (Andalucía)

Viva «La verbena de la Paloma»

- Gonzalo ALONSO

Nueva producción en el Teatro de la Zarzuela de una de las obras más populares de Tomás Bretón, si no la más, a cargo de Nuria Castejón. Me decía José Antonio Campos en el hall, antes de la representa­ción, que era curioso y sorprenden­te que una idea que él había acariciado en sus tiempos como responsabl­e de la Zarzuela viera ahora la luz sin que jamás hubiera hablado de ello con la regista. Se recuerda los tiempos del Teatro Apolo, donde se estrenó un 17 de febrero de 1894, recurriend­o a la última función antes del cierre del teatro donde nacieron tantas de nuestras zarzuelas. Para ello se añade una especie de prólogo de cuarenta minutos, escrito por Álvaro Tato, en el que se cuenta el ensayo final y se añaden piezas de otras partituras populares, como los valses del Caballero de Gracia de «La Gran Vía» o el de Neptuno de «El año pasado por agua», amén de la de «El sobre verde», etc, y alusiones a algunas frases del texto de «La verbena». Ameniza y completa la corta duración de la obra hasta alcanzar algo menos de las dos horas sin descanso alguno. Los decorados de Nicolás Boni y la iluminació­n de Albert Faura nos trasladan al Madrid de La Latina con corporeida­d muy realista, que se acompaña con el vistoso vestuario de Gabriela Salaverri en todo un lujo de presentaci­ón. En el foso debutó José Miguel Pérez Sierra como nuevo director musical de la Zarzuela y lo hizo con solvencia, de forma animada, de la que él mismo se contagió casi brincando a veces y consiguien­do un buen resultado de la Orquesta de la Comunidad de Madrid. El reparto se contagiaba también de un homenaje al pasado, acompañand­o al del Apolo, con los veteranos Rafael Castejón y Milagros Martín, espléndida Señá Rita. Antoni Comas encarnó un adecuado Don Hilarión, sorprendie­ndo por su agilidad. El tantas veces admirado Borja Quiza se excedió como Julián en pretender mostrar caudal vocal, lo que fue en perjuicio de la matización. No necesita tanta exhibición volumétric­a. Correctas Carmen Romeo y Ana San Martín y muy divertida la Tía Antonia de Gurutze Beitia. Un último apunte: enhorabuen­a por el programa de mano que puede adquirirse y que es de los pocos completos que hoy día se ofrecen en nuestras salas. Un espectácul­o que sin duda hace las delicias del público asistente y que logrará el cartel de «No hay entradas» en todas sus representa­ciones hasta el día 25.

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