La Razón (Andalucía)

«Fui campeón de Europa cuatro veces fumando porros»

Kiko Martínez Exboxeador «Hasta que silben las balas» es el libro en el que, ya retirado, cuenta las adicciones que lo acompañaro­n durante muchos años

- Domingo García. MADRID

UnaUna parte de la vida de Kiko Martínez (Caniles,Granada,1986) permaneció oculta durante mucho tiempo incluso para su círculo de confianza. Solo su mujer sabía de sus adicciones al tabaco, al alcohol y a la marihuana. Así fue campeón de Europa, pero cambió de vida para ser campeón del mundo y para conservar a su familia. Ahora lo cuenta todo en el libro «Hasta que silben las balas», escrito por el periodista Álvaro Carrera. También se ocupa de sus deudas con Hacienda por decisiones de un entrenador que le complicaro­n la vida.

¿Se ha castigado mucho por lo que ha hecho?

Todos los días cuando me voy a la cama. ¿Por qué lo hiciste tan mal, Kiko? La cagaste. Mi mejor tiempo creo que lo pasé de fiesta o lo pasé fumando porros. O lo pasé peleándome en la calle. Pasé mucho tiempo así y creo que mi mejor momento lo pasé ahí. Luego cogí la disciplina y cogí una burbuja donde solamente me dediqué a entrenar. La disciplina hizo que volviera a ser campeón, pero mi mejor momento pienso que lo pasé en la noche.

¿El descanso le llega cuando salda la deuda con Hacienda y con la revista Interviú?

Sí. Cuando yo vuelvo a tener una tarjeta de crédito y no le debo dinero a nadie ya estoy tranquilo. Porque tirarme cinco años pagando, peleando gratis, sin tener nada, que te quiten el coche, que no puedas tener un duro en una cuenta bancaria y tener que trabajar con dinero negro todo el rato es muy triste.

¿Cuánto hace que no se fuma un porro?

Diez años yo creo. Más o menos. Creo que la última vez que me fumé un porro fue una cachimba y me puse malo. Cuando fui campeón del mundo me costó mucho. Me fui a Estados Unidos y me costó mucho quitármelo porque a mí me encantaban los porros. Me gustaba mucho. Yo me fumaba un porro antes de irme a correr. Yo me levantaba por la mañana y antes de irme a correr me fumaba un porro de marihuana. Y me hacía diez kilómetros. Y venía, me duchaba y me iba al parque a seguir fumando porros con mis amigos. Eso lo hacía yo. Cuando me vine a Madrid, cuando firmé con Maravilla Box, empecé a quitarme un poquito de los porros. Pensaba «si me pilla Maravilla Martínez que me fumo un porro, le voy a decepciona­r». Y voy a decepciona­r a todo el equipo que está confiando en mí. En la casa me fumaba yo mis porros. Ya me iba quitando, pero cuando me fui a Estados Unidos al primer campeonato del mundo, lo dejé. Porque yo dejaba los porros tres semanas antes de la pelea porque me hacían control antidoping. Para no dar positivo. Nunca di positivo. Fui campeón de Europa cuatro veces fumando porros, fumando tabaco, porque como lo dejaba tres semanas antes me hinchaba a fumar tabaco. Y luego ya me fui a Madrid y dije «hasta luego». Venían a ofrecerme y decía que no porque me costó mucho quitármelo.

¿Es lo que más le costó quitarse?

Sí. Me costó mucho, más que el alcohol. Pero los porros es que me encantaban. Y ya no volví más a fumar porque me costó tanto que le tengo pánico a fumarme un porro. Le tengo pánico de lo que me costó quitarme los porros. Ni se me ocurre, es que ni se me ocurre. Le di un par de caladas una vez y me sentó tan mal que dije «¿qué haces, subnormal?». Y ya qué va, qué va.

Me bebía tres litros de cerveza y luego me iba a hacer sparring de empalme»

¿Y cuánto hace que no se emborracha?

Es que después de ser campeón del mundo volví otra vez a beber alcohol. Volví a cagarla en eso, ya no fumaba porros pero bebía mucho alcohol. Me bebía tres litros de cerveza y luego me iba a hacer sparring de empalme. Y como no me pegaban, era igual, para mí no era malo. Sin emborracha­rme llevo cinco años o seis. El tiempo lo lleva mi mujer, lo tiene más claro.

¿Y el tabaco?

Nada. Me costó tanto que le tengo pánico.

¿En todas estas recaídas no pensó hablar con un psicólogo?

No. Yo pensaba que tenía que meterme en un cuarto, como he hecho siempre, y comerme la ansiedad. Y había que pasar la puta ansiedad. Era una semana o un mes. Yo pensaba que era de esa manera. Te tienes que meter en la cama y decir «no salgo». Y no salgo. Tú a mí no me vas a hablar de ansiedades cuando me quería ir por ahí a fumar o me quería ir por ahí a beber. Eso me lo comí yo en un cuarto y le dije a mi mujer que no iba a salir porque no estaba preparado. Era eso o perder a mi familia y yo no me iba a permitir el lujo de perder a mi familia.

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MARK ROBINSON / MATCH ROOM

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