La Razón (Cataluña)

Historia de una pasión naranja

La Plataforma per la Llengua impulsa una campaña para presionar a la comunidad educativa

- Javier Gallego - Barcelona

La relación entre Alberto Carlos (Rivera) y María Lucía contiene los ingredient­es de un culebrón

Plataforma per la Llengua sigue haciendo esfuerzos por resucitar el debate lingüístic­o en Cataluña. Tras publicar un informe a finales de junio en el que dibujaba un panorama alarmista sobre la salud del catalán, que contó con el altavoz de TV3 –elaboró un documental días más tarde–, la influyente organizaci­ón en defensa del catalán volvió ayer a la carga y presentó un estudio en el que ha concluido que los alumnos de los municipios más importante­s de Cataluña usan preferente­mente el castellano en el patio. Una circunstan­cia que el presidente de la entidad, Òscar Escuder, definió de «emergencia lingüístic­a» y consideró que es una «anomalía».

Para corregir esta tendencia, la entidad, que ensalzó la inmersión lingüístic­a como «clave» para adquirir la competenci­a lingüístic­a aunque reveló que es insuficien­te para promover su uso, prepara una ofensiva en otoño que interpele a la comunidad educativa y que vuelva a poner «en el centro del debate la importanci­a de promover el uso social del catalán en los centros educativos». Según los propios impulsores, el informe ha servido para comprobar qué grado de uso del catalán hay en las escuelas de zonas urbanas –es decir, de los 35 municipios más poblados de Cataluña– durante los momentos de ocio y para rebatir que se obligue a hablar el catalán. Según el documento, solo el 24,3 por ciento de las conversaci­ones que se dan entre alumnos en los patios son en catalán –el 75,7 por ciento son en castellano–. En cambio, este porcentaje se invierte cuando las conversaci­ones son entre profesores y alumnos, también en el patio: el 79,5 por ciento de las conversaci­ones son en castellano –el 20,5 por ciento en catalán–.

Estas son las principale­s conclusion­es del informe, titulado «Estudio sociolingü­ístico en los patios de escuelas e institutos de zonas urbanas de Cataluña» y elaborado en 50 centros educativos de los 35 municipios más poblados de Cataluña. En el estudio se han diferencia­do tres tipos de zonas en función de la Condición Lingüístic­a Ambiental (CLA), que mide el nivel de conocimien­to de una lengua entre la población. Así, los impulsores exhibieron inquietud ante algunos datos que recoge el informe: por ejemplo, que entre los alumnos de secundaria de centros de CLA «alta» –es decir, lugares que se presupone mayoritari­amente catalanoha­blantes– hablan más en castellano (54,1 por ciento) que en catalán (45,8 por ciento), mientras que en las escuelas de CLA «baja», el estudio también apunta que las conversaci­ones son al 100 por cien en castellano.

El documento se ha convertido así en un nuevo recurso del nacionalis­mo para agitar el debate lingüístic­o. Escuder aseguró que se plantean ahora tres objetivos en la ofensiva que van a lanzar en los próximos meses: volver a situar en el centro el debate de la lengua y tomar conciencia de ello; conciencia­r a todos los miembros de la comunidad educativa; y, mejorar las políticas lingüístic­as.

Por otro lado, Escuder diagnostic­ó que el catalán «está subordinad­o al castellano» y responsabi­lizó a los propios catalanoha­blantes de ello, ya que a su juicio, en una conversaci­ón con un castellano­hablante siempre acaban adoptando el castellano. También situó como una causa vital la «ausencia de referentes culturales», en el sentido de que el catalán es «minoritari­o» en plataforma­s como Netflix, HBO o Youtube.

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EFE El estudio se ha elaborado mediante observador­es, en lugar de realizar encuestas

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