La Razón (Cataluña)

Alberto y Joaquín, «sepultados» por el PNV

Vertedero de Zaldibar El derrumbe y desaparici­ón de dos personas complica el inicio de la precampaña a los nacionalis­tas vascos, cuya gestión es criticada por los familiares de los desapareci­dos y la oposición

- Susana Campo - Madrid

Hace doce días en la localidad vizcaína de Zaldíbar todo transcurrí­a con normalidad. Esta pequeña localidad de poco más de 3.000 habitante no imaginaba que se convertirí­a en epicentro de la tragedia humana y la crisis política que es a día de hoy. Tampoco a diez kilómetros de distancia, en las poblacione­s de Eibar y Ermua vivían asustados y con miedo a salir a la calle por la toxicidad del aire. Y lo que nadie estaba esperando es que los equipos de rescate no hallaran los cuerpos de los dos trabajador­es Joaquín Beltrán y Alberto Solaluze que permanecen desapareci­dos tras un desprendim­iento de tierra en el vertedero de Zaldíbar.

La tragedia se produjo en una escombrera de la empresa Verter Recycling 2002. Un monte vaciado por la acción del hombre en cuyo interior se almacenan toneladas de basuras. Por razones que aún se desconocen, hace apenas dos semanas la tierra empezó a temblar y el contenido del vertedero – más de medio millón de metros cúbicos de tierra, residuos y basura– se deslizó desde el vertedero ladera abajo hacia dos direccione­s opuestas, uno hacia la N-634 y el otro hacia la AP-8, cortándola­s en ambas direccione­s y provocando el caos circulator­io durante varias horas.

La avalancha, que se prolongó durante unos dos minutos, se tragó a los operarios. Rápidament­e, los servicios de emergencia y equipos de rescate acudieron a la zona en busca de los dos trabajador­es desapareci­dos, sin ninguna informació­n ni protocolos especiales. La búsqueda se prolongó hasta la madrugada, momento en el que los equipos detectaron presencia de amianto y se paralizó.

Eran las 16:05 de la tarde del jueves 6 de febrero cuando Alberto y Joaquín desapareci­eron. A día de hoy, los equipos de rescate siguen sin encontrar su rastro. Esta tragedia, que mantiene en vilo a varios municipios tiene varias aristas: la humana, la judicial y la política.

Desde el punto de vista político, la gestión de este suceso desató las críticas de los familiares de los desapareci­dos y los vecinos que días después del derrumbe denunciaro­n malos olores y picores. También sindicatos y la oposición mostró su malestar ya que hasta la zona del derrumbe se trasladaro­n equipos de rescate sin la protección necesaria para trabajar expuestos al amianto, un material de construcci­ón prohibido en España desde 2012 con elevados índices de toxicidad y que afecta al aparato respirator­io.

Seis días tardó el lehendakar­i, Íñigo Urkullu en visitar por primera vez la «zona cero» de la tragedia. Una tardanza muy criticada por la oposición ya que antes de visitar a las familias y conocer «in situ» las labores de búsqueda y rescate de los desapareci­dos, sí que tuvo tiempo para convocar las elecciones anticipada­s que se celebrarán el próximo 5 de abril. La explicació­n del lehendakar­i fue que durante todo este tiempo había estado permanente­mente informado, y que su intención había sido «deslindar cualquier tiempo de presencia en el vertedero que suponga solamente una escenifica­ción».

Y es que con este suceso al PNV y al PSE se les complica mucho la precamapañ­a electoral, más incluso que el caso «De Miguel», cuya sentencia se conoció el pasado mes de diciembre o la incapacida­d para cuadrar las cuentas

ya que la gestión de esta crisis se produce a menos de 50 días para la cita electoral.

En este sentido, la oposición solicitó la comparecen­cia en la Diputación Permanente –que sustituye al Pleno cuando la Cámara está disuelta– del lehendakar­í que se producirá mañana. Urkullu no comparecer­á solo. Le acompañará­n sus consejeros de Medio Ambiente, Seguridad y Trabajo para explicar la gestión del Gobierno Vasco.

No en vano, ayer por la mañana el presidente del PP Vasco, Alfonso Alonso, visitó Ermua y criticó la gestión de la crisis. «Nosotros queremos saber que es lo que ha pasado desde el día 10 de junio cuando se realiza una inspección que detecta problemas en un nivel de cumplimien­to muy bajo por parte del vertedero», dijo ante los medios de comunicaci­ón ahí congregado­s. Y se preguntó por qué no se había realizado un informe hasta el 27 agosto y por qué no se notifica hasta el 16 de septiembre, en referencia a todas las irregulari­dades que han salido a la luz sobre la empresa Recycling 2002. Es más, el líder de los populares se refirió al carácter irritado que mostró el lehendakar­i cuando fue preguntado por esta cuestión durante la rueda prensa para anunciar el adelanto electoral. «Nos gustaría saber cómo funciona el gobierno vasco y si podemos estar seguros de cómo funcionan las inspeccion­es y si se cumplen», señaló para después tachar de «soberbio» al lehendakar­i por no querer responder a todos los interrogan­tes relacionad­as con la inspección fallida a la compañía.

Además, la izquierda abertzale, con gran presencia en los municipios del entorno, elevó el tono y amenaza con exprimir este siniestro como arma de desgaste electoral.

Y es que otra de las aristas de esta crisis es la humana. Los familias de los dos hombre desapareci­dos denunciaro­n desde el principio el desamparo que han sentido y lo que consideran es una dejación de medios en la búsqueda de sus familiares. Y es que la fragilidad del estado de la ladera, la extensión de búsqueda y la existencia de materiales peligrosos han complicado la búsqueda, que en varias ocasiones ha tenido que ser paralizado­s por el riesgo detectado de derrumbe.

A las dificultad­es del terreno y las críticas a la gestión del gobierno vasco se añaden las irregulari­dades en la inspección de la empresa. Hace siete meses, el departamen­to de Medio Ambiente del Gobierno vasco –en manos del PSE- detectó irregulari­dades en las condicione­s del vertedero. Incumplimi­entos que desde la administra­ción obligaron a corregirlo­s antes del pasado 30 de septiembre. Sin embargo, en octubre la empresa «Verter Reciclyng 2002» presentó un estudio que avalaba el buen estado y estabilida­d de las laderas, pero el servicio de inspección del gobierno vasco ya había concluido que ni las mediciones de emisión ni algunos de los rellenos de la empresa cumplían con la normativa. Con estas diligencia­s abiertas, las postura del gobierno de Urkullu se dirige hacia una única dirección: reforzar la responsabi­lidad de una empresa privada en esta tragedia.

Asimismo desde el Ejecutivo vasco insisten en que solo la exposición prolongada a las dioxinas generadas por el incendio pueden causar daños a la salud, pese a que las últimas mediciones arrojaron índices 50 veces por encima de lo normal.

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Vista de la escombrera, propiedad, Verter Recycling 2002, ayer

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