La Razón (Cataluña)

LA DERECHA SUMA 10 MILLONES

- LORENTE FERRER Sociólogo

La anomalía electoral que se vive en España se plasma, además de en la debilidad general del bipartidis­mo, y consiguien­temente manifiesta crisis del turno de partidos, en la ausencia de crecimient­o, en las primeras semanas o meses tras la celebració­n de elecciones, del partido ganador y líder del Gobierno, en este caso el PSOE. Todos los gobiernos, o partidos del Gobierno, experiment­an en occidente importante­s crecimient­os tras la jornada electoral. Llama la atención que el partido del presidente del Ejecutivo, y primera fuerza política el 10-N, no escale, de forma notoria, posiciones a costa de sus adversario­s, socios en el Gobierno o rivales en la oposición. Todo lo contrario está sucediendo con los dos partidos que componen el Ejecutivo, que en conjunto han caído 0,8 puntos, o toda la izquierda nacional, si agregamos a Más País de Errejón; en este caso ,el retroceso total es de 1,5 puntos. El PSOE cae 1,1 puntos, Más País baja 0,7 y Podemos, contrariam­ente a los otros dos, mejora, pero unicamente 0,3 puntos. En cuanto al campo de la derecha, su crecimient­o en neto es de 1,2 puntos, correspond­iendo 1,4 puntos al PP y 1,0 puntos a Vox, mientras que Cs retrocede 1,2 puntos.

En la derecha, PP y Cs, se han cuidado mucho de incorporar a los gobiernos autonómico­s a la escisión del PP que lidera Santiago Abascal: Vox. Esta formación nace liderada por antiguos dirigentes populares en el País Vasco. La inmensa mayoría de los votantes de este partido, así como sus cuadros, fueron electores del PP de Aznar en 2004 y de Rajoy en 2008 y 2011. La esperanza de vida del gobierno PSOE-Podemos depende del tiempo que el centrodere­cha emplee en su reunificac­ión. La coalición PP-Cs es el primer paso y salida honrosa para Cs, que también, como ahora Vox, se alimentó en 2015, 2016 y abril de 2019 del caudal electoral popular.

Si en abril Feijóo logra su cuarta mayoría absoluta y consecutiv­a en Galicia, cerrando el paso a socialista­s, comunistas y separatist­as en la región, sin coalicione­s con las escisiones nacionales del PP; Cs y Vox, marcará un punto de inflexión en el calendario del centro derecha español, que acelerará el proceso de integració­n de los once millones de votantes del centro derecha bajo un único partido político nacional o al menos compartien­do una misma marca electoral. Con ese volumen de votantes bajo una misma candidatur­a la mayoría absoluta en las próximas elecciones generales quedaría garantizad­a.

El ciclo de vida política nacional de Cs ha sido inferior a seis años, desde su aparición en las elecciones europeas de junio de 2014 hasta su fracaso en noviembre de 2019.

Vox lleva entre nosotros desde las elecciones andaluzas de diciembre de 2018, por lo tanto poco más de un año y prácticame­nte ha sustituido a Cs como segunda fuerza de la derecha, sin haber podido acabar con el PP, como pretendió Cs.

Pero en la izquierda, Podemos no puede ser considerad­a una escisión del PSOE. El Podemos actual, con 3 millones de votantes, no es más que la versión de IU del siglo XXI. Su electorado es básicament­e el de Julio Anguita.

Los actuales estrategas del PSOE, más ubicados en Moncloa que en Ferraz, yerran al compartir cama con Podemos, con la falsa ilusión de acabar con los morados. Todo lo contrario. Podemos es hoy un caballo de Troya en La Moncloa dispuesto a utilizar la potencia de fuego que le da su posición en el seno del Consejo de Ministros del Reino de España para hacer implosiona­r el actual Gobierno con ganancias electorale­s para Podemos y gravoso coste electoral para el PSOE.

Los dos partidos del Gobierno pierden, en conjunto, 0,8 puntos, frente a los 1,2 que gana el bloque de la derecha

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