Preguntas sin respuesta
Un estudio realizado por científicos belgas y estadounidenses en 2009 determinó que cerca del 40% de los pacientes que fueron declarados en estado vegetativo tienen conciencia de algunos acontecimientos; su cerebro reacciona a determinados estímulos de manera similar a cómo lo hace un cerebro despierto. Trabajos como éste han obligado en el siglo XXI a rediseñar el tratamiento de los accidentados neuronales y crear nuevas categorías diagnósticas: «El estado de mínima consciencia» y el estado de «vigilancia sin respuesta». El primero se refiere a aquellos pacientes que son incapaces de comunicarse aunque muestran evidencia inconsistente (pero reproductible) de conciencia de sí mismos y del entorno. El segundo supone una suerte de vigilia en ausencia de respuesta hacia uno mismo o el entorno, en el que solo se observan respuestas motoras reflejas, sin interacción voluntaria hacia el medio: es lo que antiguamente conocíamos como estado vegetativo. En otras palabras, el salto entre ser consciente y no serlo, no es repentino. Entre uno y otro estado hay todo un abanico de situaciones, casos, sensaciones y sentimiento que aún no comprendemos bien. El 10 de noviembre de 2011, la revista médica «The Lancet» publicó un fascinante estudio al respecto de esta borrosa frontera. Se seleccionó a 16 pacientes catalogados como «estado vegetativo» para realizar una cadena de pruebas de electroencefalografía. En una de esas pruebas se les dijo que imaginaran que apretaban su mano o movían el dedo gordo del pie. Tres de los pacientes mostraron actividad neuronal en las áreas motoras del cerebro al hacerlo. ¿Acaso estaban escuchando las instrucciones que les daban? Si era así, ¿no deberíamos decir que eran pacientes plenamente conscientes? Según la Federación Española del Daño Cerebral, unas 2.200 personas quedan postradas en estado permanente de coma en España cada año. Datos clínicos como el estudio antes mencionado de «The Lancet» sitúan el porcentaje de error de estos diagnósticos entre el 15 y el 40%. Eso significa que cada año podría haber 800 personas calificadas de «vegetativos» sin serlo. Sus mentes están abiertas y receptivas al estímulo de sus seres queridos. Pero ¿qué tipo de estímulos?