El MVP que entra con el pie izquierdo
CuandoCuando Facundo Campazzo llegó al Real Madrid en 2014 tenía por delante en el puesto de base a los dos Sergios: Llull y el Chacho Rodríguez. Era imposible tener minutos, pero lo que hizo él, como buen argentino que se adapta a todo, fue aprovechar para aprender. Dos años de «Erasmus» en Murcia le sirvieron para ganarse el billete de vuelta y el resto es historia tras verle entrar ayer en la sala de prensa del Martín Carpena con el trofeo de Jugador Más Valioso en la mano y la gorra con la visera hacia atrás, como los raperos que actuaron en el descanso. Pocos jugadores han crecido tanto en este tiempo: de la aventura europea de un semi desconocido a uno de los mejores bases de Europa con talento suficiente para jugar en la NBA. «No es que viniera a buscarme la vida, lo que hice fue trabajar mucho, porque ser un recién llegado en el Madrid no es precisamente fácil. La fórmula ha sido trabajo y profesionalidad. Cuando haces esto, lo bueno acaba llegando», explicaba ayer después de recoger su tercer MVP consecutivo, después de haber ganado también el de la final de la pasada Liga Endesa y el de la Supercopa de comienzos de curso.
El Facu se ha metido esta Copa del Rey en el bolsillo y sus números en estos tres partidos hablan por sí solos: 13, 6 puntos, 10,3 asistencias y 27,3 de valoración. Hace muchas cosas y todas bien, aunque lo mejor es repartir juego entre sus compañeros. «Lo tuvimos bastante controlado siempre. Fuimos muy intensos en defensa y, en ataque, somos peligrosos cuando jugamos a encontrar al jugador que está más encendido en cada momento», analizaba como si lo que acababa de hacer fuese algo fácil.
Ayer accedió a ser el protagonista de las entrevistas que durante el calentamiento se han inventado en esta Copa los compañeros de Movistar, pero no quiso hacerlo en directo durante la rueda en grupo. Prefirió grabarlo cuando salió una hora antes a ensayar el tiro. La razón estaba en las supersticiones que le acompañan en cada previa de partido. No quería cambiar nada de su ritual: «Salgo a cancha siempre detrás de Fabien (Causeur) y entro con el pie izquierdo. Después nos saludamos (tienen tres tipos de saludos diferentes) y ya empiezo con la rutina de calentamiento», confirmaba. Quería hacerlo exactamente igual para repetir la misma gran actuación que ante el Valencia y vaya si lo consiguió.
Llevó al Real Madrid a una Copa del Rey que «se había hecho desear» los dos últimos años, pero ya está de vuelta en la sala de trofeos del Santiago Bernabéu. Para él es el décimo título vestido de blanco y ahora es Llull y Laprovittola el que le tienen a él por delante.