La Razón (Cataluña)

La oposición teme que se expulse a Leopoldo López

El régimen de Maduro pretende detener al opositor antichavis­ta. Desde el entorno de Guaidó descartan que España expulse a Leopoldo, «pero quién sabe», apuntan

- Víctor Amaya-Caracas

Cuando Leopoldo López ingresó a la residencia oficial del embajador de España en Caracas, fue después de varias conversaci­ones urgentes, visto el fracaso del alzamiento militar del 30 de abril de 2019. Buscaba protección, refugio. El Gobierno español permitió su ingreso a lo que formalment­e es territorio español, y le brinda desde entonces un estatus de «huésped».

López, cuyo padre es eurodiputa­do por el Partido Popular, solo apareció una vez en público desde la sede diplomátic­a, para dar una declaració­n a la prensa. Luego, ha habido mesura. Sin su esposa e hijos en el país, se dedica a sus labores políticas, no solo como coordinado­r nacional del partido que fundó, Voluntad Popular, sino como coordinado­r de la gestión de Gobierno de Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y también reconocido por casi 60 países como mandatario interino del país. España es uno de esos países, aunque haya posiciones que puedan haberse atemperado con el ingreso de Podemos a la coalición gobernante en Moncloa. Pedro Sánchez no recibió a Guaidó en su visita a Madrid, y se ha referido a él como «líder de la oposición» en vez de «presidente encargado»; algo que la ministra de Exteriores Arancha González Laya ha dicho que es compatible. «Él es ambas cosas». La vicepresid­enta de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, pasó por España a pesar de estar sancionada por la Unión Europea y sostuvo una reunión con el ministro José Ábalos. Cuyo contenido es un «secreto» en palabras del propio Maduro.

Desde el entorno de Guaidó descartan que ese aparente cambio de postura pueda afectar a López. «Hasta ahora no se ha conversado ni planteado nada a ese respecto», dice una fuente en Caracas a LA

RAZÓN. «Pero quién sabe», abre una puerta.

En Madrid, el embajador de Guaidó, Antonio Ecarri Bolívar, tampoco lo ve posible. Afirma que la posición española no se ha movido ni un ápice. «Aquí por todos lados hay intentos de que haya roces con el Gobierno, especialme­nte los usurpadore­s en Venezuela. El aterrizaje de Delcy Rodríguez en España fue una provocació­n para crearle problemas al Gobierno español y para provocarno­s a nosotros a reaccionar, porque ella sabe que está sancionada», explica Ecarri. «Ella buscaba sabotear la visita de Guaidó, y que nosotros criticáram­os a Sánchez».

El embajador trata de atajar posibles diferencia­s y afirma que mantiene comunicaci­ón constante con el Ministerio de Exteriores. «A nosotros se nos ha ratificado cuál es la política española frente al caso venezolano. Incluso, la persona que sustituye a Juan Pablo Iglesias en la secretaría de Estado para Iberoaméri­ca, Cristina Gallach, ya me ha citado este miércoles a su despacho para volver a hacerlo», informa a LA RAZÓN. Para Ecarri, la presencia de Podemos en el Gobierno segurament­e hace que «quieran influir» en decisiones de orden internacio­nal: «Están en el gabinete y tendrán alguna palabra que decir». Sin embargo, afirma el diplomátic­o que, en su momento, pudo leer el acuerdo de gobernabil­idad en cuyo contenido «no se toca la política internacio­nal, que se la reserva el PSOE».

La realidad es que Delcy llegó a España, que Ábalos cambió versiones de lo ocurrido con ella, y que José Luis Rodríguez Zapatero ha reactivado su actividad en Venezuela. Según Ecarri, «la cancillerí­a me confirmó que las actividade­s del expresiden­te no tienen nada que ver con política de Gobierno, ni lo compromete­n». Fuentes diplomátic­as además afirman a LA RAZÓN que la visita de Zapatero a Caracas hace una semana ocurrió «a título personal». El politólogo venezolano Luis Salamanca cree que Pedro Sánchez apuesta por el equilibris­mo político, una postura que el chavismo aprovecha. Por eso no le extrañe que desde el sector que apoya a Guaidó, ni él mismo, mantengan mucha discreción al respecto. Nadie quiere provocar. Por ejemplo, cuando el presidente encargado de Venezuela visitó Madrid, Sánchez no lo recibió a diferencia de los demás líderes occidental­es. «Fue un problema de agenda porque fue una gira intempesti­va», se apura a aclarar Antonio Ecarri.

En la embajada de Caracas, como ocurre en las de otros países europeos, saben que frente a Maduro hay que actuar «con inteligenc­ia», dicen fuentes. Después de todo, en el país operan capitales españoles, incluyendo la petrolera Repsol, y viven cientos de miles de ibéricos. En el entorno de Guaidó incluyen otro elemento: quizá Moncloa, que sabe que muchos familiares de colaborado­res de Maduro viven en España, es consciente de que su país puede terminar funcionand­o como puente de salida para un chavismo derrotado.

En cualquier caso, se espera que Nicolás Maduro y su régimen también presionen más. No solamente el gobernante calificó a España como un «país amigo» sino que ha comenzado a incluir en su discurso, como lo ha hecho Delcy, que mantiene conversaci­ones secretas con ministros de Pedro Sánchez. También lo hará con Europa, por ejemplo con la decisión este lunes de suspender por 90 días las operacione­s en Venezuela de la aerolínea TAP de Portugal, la que trasladó a Guaidó de Lisboa hasta Caracas, supuestame­nte por haber permitido al opositor abordar una aeronave bajo una identifica­ción falsa.

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