La UE garantizará el embargo militar a Libia
La operación naval y aérea evitará que lleguen armas a la guerra del país magrebí
La misión Sophia muere, pero se reencarnará en una nuevo proyecto de nombre descaonocido, pero límites claros. Contra todo pronóstico, ayer los Veintisiete consiguieron llegar a un acuerdo para controlar el alto fuego en Libia a través del despliegue de barcos, aviones y satélites. Un clon reformado de la actual operación Sofía cuyo mandato expiraba a finales del mes de marzo y que tenía como principal objetivo la lucha contra las mafias ilegales de tráfico de personas.
La ministra española de Asuntos Exteriores, Arantxa González Laya se felicitó ayer por este acuerdo que «quiere mostrar el liderazgo de una situación que está en la frontera de la Unión Europea» y confirmó que España participará esta misión aunque todavía no se pueden ofrecer los detalles, que deben seguir perfilándose. «España participa en la misión que existe ahora y no veo ninguna razón por la que España no siga participando en esta misma misión, versión nueva», explicó
Hungría y Austria llegaron ayer al encuentro con el objetivo de vetar cualquier iniciativa que supusiera la utilización de nuevos barcos, ya que estos países interpretan que esto ocasionaría un «efecto llamada» que incrementaría los flujos de inmigrantes ilegales. Como modo de vencer estas reticencias, el club comunitario llegó ayer a un acuerdo político para poner en marcha una nueva operación cuyo mandato principal será el embargo de armas y que sólo de manera secundaria se dedicará al entrenamiento de los guardacostas libios y la lucha contra el tráfico de personas. Esta nueva iniciativa, cuyo nombre no ha sido todavía elegido, se limitará a patrullar exclusivamente la costa Este del país. Fuentes diplomáen ticas reconocen que este radio de acción ha sido elegido con cuidado ya que ésta no es la ruta habitual de los movimientos migratorios, por lo que esta misión europea no se verá en la disyuntiva de evitar
naufragios, tal y como sucedía con su predecesora Sophia. A pesar de esto, los Veintisiete se comprometen a un sistema de vigilancia para que en todo momento se respete este objetivo principal.
Según reza el pacto alcanzado ayer, «tomamos nota de las preocupaciones sobre el impacto potencial en los flujos migratorios e indicamos que esto serán vigilado con cuidado». Según este principio, «los medios marítimos serán retirados del área relevante», si se detecta algún efecto indeseado. Aunque algunos países propusieron durante las discusiones que sus propios guardias nacionales vigilasen los puertos y aeropuertos libios, para ello es necesaria la luz verde de las Naciones Unidas y la aquiescencia de las autoridades del país.
El máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell tampoco podía ocultar su satisfacción . «Estoy feliz de anunciar que tras una larga discusión, de las más largas e intensas que recuerdo, hemos alcanzado un acuerdo político que esta mañana, antes de comenzar el Consejo, me parecía imposible pero es una prueba de que cuando hay voluntad política nada es imposible».