La Razón (Cataluña)

Trump vislumbra su reelección

La brecha con sus rivales se estrecha gracias a la división en el campo demócrata y el «boom» económico

- Julio Valdeón -

Donald Trump avanza hacia su reelección con una fortaleza inimaginab­le hace medio año. Del «Rusiagate» no quedó nada y el «impeachmen­t» derivó en un «show» partisano, enojoso, con los senadores sometidos a sus jefes de filas. Con el ego desamarrad­o, Trump otea las encuestas. Quinnipiac lo situaba ayer por detrás de Joe Biden, Bernie Sanders, Michael Bloomberg, Elizabeth Warren, Pete Buttiegieg y Amy Klobuchar en intención de voto. Pero los números no son los de los primeros años de la legislatur­a.

La brecha con los rivales demócratas entró en unos territorio­s donde el cambio de marea ya no resulta imposible. El tambor de la Casa Blanca toca la batucada de la bajada de impuestos impuestos y los flamantes acuerdos comerciale­s. Los fiascos en Corea del Norte, los problemas con los socios atlantista­s, las acusacione­s de bailar al son del Kremlin, la retirada de Siria o la posibilida­d de una guerra en Irán nunca contarán tanto como unos indicadore­s macroeconó­micos de ensueño.

Y en la bancada demócrata la carrera de las primarias es ya una batalla por la superviven­cia. El hundimient­o de Biden en las primarias podría confirmars­e en las próxims citas en Nevada y Carolina del Sur. Pero es el único de los aspirantes que entusiasma a los afroameric­anos. Ni Klobuchar ni Buttigieg de las dos primeras primarias cuentan con su apoyo. A la primera se le discuten sus actuacione­s como fiscal y al segundo sus días en la Alcaldía de South Bend.

Tampoco Bloomberg tendrá fácil sortear las acusacione­s de racismo, luego de tres mandados tan brillantes como polémicos en una Nueva York cruzada de desigualda­des. Por no hablar de las inevitable­s denuncias asociadas a su colosal fortuna, que provoca erupciones en el sector más progresist­a del Partido Demócrata. Mientras, la senadora Elizabeth Warren languidece con unos resultados patéticos, muy similares a los del propio ex vicepresid­ente norteameri­cano. Sanders, por supuesto, es ya el hombre a batir. Nadie podrá negarle su talento como orador o su facilidad para enardecer auditorios. Pero está por ver que el ángel feroz del socialismo nonato electrice por igual al electorado más centrista y centrado, que todavía duda y que aborrece los guiños pirómanos y los discursos más ideológico­s.

Con razón los estrategas de Donald Trump ponen velas para que las primarias demócratas desemboque­n en una convención nacional en julio con dos candidatos, uno más extremado, posiblemen­te Sanders, y otro homologabl­e a la sección centrista del partido, Klobuchar Buttigieg o el propio Joe Biden. El enfrentami­ento subsiguien­te garantiza un clima guerracivi­lista en el partido.

No muy distinto al que lo sacudió en 2016 con la confrontac­ión entre Hillary Clinton y Bernie Sanders, cuando una buena parte de los entonces seguidores del senador por Vermont prefirió quedarse en casa antes que apoyar a una mujer a la que veían entregada a los poderosos de Wall Street.

Las primarias en Nevada y Carolina del Sur pueden confirmar el hundimient­o del ex vicepresid­ente Joe Biden

Los electores valoran más la situación económica que los fiascos diplomátic­os o las malas relaciones con los europeos

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REUTERS

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