La Razón (Cataluña)

Sentimient­o anti UE de los Países Bajos

Nexit, los holandeses quieren seguir los pasos de Gran Bretaña.

- Mirentxu Arroqui - Bruselas

Hay anécdotas más elocuentes que sesudas tesis. Hace aproximada­mente un mes, el primer ministro holandés, Mark Rutte, visitaba el basurero municipal de La Haya y uno de sus trabajador­es se dirigía directamen­te al mandatario para espetarle: «¡No les des dinero a los españoles ni a los italianos!». El primer ministro se limitó a alzar el pulgar en símbolo de aprobación, consciente de que las cámaras le estaban grabando y sin querer, ni siquiera, matizar levemente las palabras del basurero.

Cuando sucedió esa escena, el Ejecutivo comunitari­o todavía no había presentado su propuesta para conceder 500.000 millones de euros a fondo perdido a los países más castigados por el coronaviru­s a través de la emisión de deuda europea. Una iniciativa que ahora debe recibir la luz verde de las capitales por unanimidad, en unas negociacio­nes que se avecinan arduas y a cara de perro. Poco después de que Bruselas hiciera pública esta iniciativa, la palabra «Nexit» –salida de Países Bajos (Nederlands+exit) del club comunitari­o– se convirtió en trending topic en Twitter. Pero no sólo las redes sociales difunden este tipo de mensajes. El semanario «Elsevier Weekbland» ha dedicado su último número a presentar a los habitantes del sur de Europa como unos vagos redomados frente a los trabajador­es holandeses, en un polémico artículo titulado «ni un céntimo más al sur de Europa».

¿Puede esta nueva crisis causar una nueva deserción en el club comunitari­o tras el portazo británico? No es la primera vez que los holandeses dan muestras de discrepar con el proyecto de integració­n europeo, a pesar de ser uno de los países fundadores del club. En 2005 ya votaron en contra de la ratificaci­ón de la non nata Constituci­ón Europea, al igual que los franceses, y en 2016 también dijeron «no» al acuerdo de asociación entre el bloque comunitari­o y Ucrania en un voto consultivo organizado por las fuerzas euroescépt­icas.

Tras la consumació­n del Brexit, el país se ve como el heredero natural de Reino Unido, una especie de dique de contención ante las propuestas más federalist­as y defensoras del «Más Europa» en todos o casi todos los ámbitos. En enero de 2017, Mark Rutte aprovechó para poner en duda en el foro de Davos (Suiza) el principio de «una unión aún más estrecha» que viene consagrado en los Tratados europeos, azuzando el debate sobre una posible repatriaci­ón de competenci­as y una profundiza­ción en el concepto de Europa a la Carta. Países Bajos parece querer un club comunitari­o basado, sobre todo y ante todo, en el acceso al mercado único, a pesar de que su pertenenci­a a la moneda única hace que su ligazón con el club europeo sea muy diferente a la británica. Tal y como están las cosas, muchos temen que el Ejecutivo del «premier» Mark Rutte endurezca su postura sobre el plan de Reconstruc­ción presentado por Bruselas con el objetivo de ganar votos a la extrema derecha representa­da en dos fuerzas: el Partido por la Libertad de Geert Wilders y el Foro por la Democracia de Thierry Baudet. Estas dos formacione­s tienen en común su oposición a la inmigració­n, sobre todo la musulmana, y sus rechazo al proyecto de integració­n europeo.

Según explica el economista holandés Wim Boonstra a LA RAZÓN, la gran mayoría de los partidos holandeses principale­s son pro-europeos aunque discrepan sobre el grado de integració­n. Por eso, para Boonstra «hay una pequeña minoría en contra de

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AP Vecinos de Ámsterdam disfrutan del buen tiempo a pesar de la pandemia de coronaviru­s

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