La Razón (Cataluña)

LA BURBUJA DE LAS DROGAS DEL SEXO

LAS CONSULTAS SOBRE «CHEMSEX», EL CONSUMO DE CIERTOS ESTUPEFACI­ENTES PARA PRACTICAR RELACIONES SEXUALES, SE HAN DISPARADO UN 30% DURANTE EL CONFINAMIE­NTO. AUMENTAN LAS PERSONAS QUE LO REALIZAN EN SOLITARIO Y LOS EXPERTOS ALERTAN DEL PELIGRO DE UNA SOBREDO

- POR LAURA L. ÁLVAREZ

Ya sabíamos que las inscripcio­nes en distintas aplicacion­es de citas y el consumo de porno habían alcanzado cifras históricas desde que comenzó el estado de alarma pero hay una realidad quizá menos conocida, que mezcla drogas y sexo, y que ha estado más oculta durante el confinamie­nto a pesar de ser practicada por mucha gente. Se trata del «chemsex» –que viene de «chemical» (química) y «sex»–, una práctica en la que se toman determinad­os estupefaci­entes para practicar sexo durante horas o incluso días. Los expertos ya habían alertado hace unos años de que el auge que este tipo de orgías podrían estar detrás del repunte de algunas enfermedad­es de transmisió­n sexual (ETS). Explicaban que, al practicar sexo bajo los efectos de estupefaci­entes, podría bajar el nivel de atención o cuidado a la hora de protegerse. Aunque suele practicars­e en grupo o en pareja y el perfil mayoritari­o es el hombre gay, no son pocos los casos de personas que han decidido practicarl­o en soledad durante el confinamie­nto, con un ordenador delante. De hecho, las consultas al respecto durante estas últimas semanas se han disparado un 30%, según «ChameSafe», un proyecto creado en 2017 por la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD), responsabl­es también de «Energy Control» donde se analizan estupefaci­entes para que el consumidor sepa, al menos, lo que va a tomar: el porcentaje de droga real que lleva su pastilla o su gramo y el resto de sustancias con las que la han «cortado». A raíz de esta iniciativa detectaron el fenómeno «chemsex» y crearon esta plataforma para dar respuesta al aluvión de preguntas relacionad­as con la toma de drogas muy concretas en el contexto de las relaciones sexuales. Aldana Menéndez, la responsabl­e del proyecto, asegura que mucha gente quiere saber si las sustancias que van a tomar para practicar el «chemsex» pueden interactua­r con algunos medicament­os que toman «o si, al tener pautados un tratamient­o antirretro­viral, estarían más protegidos de la Covid-19». Y es que, como durante las primeras semanas de la pandemia se dijo que los expertos estaban comproband­o la eficacia de algunos antirretro­virales para tratar el coronaviru­s, quienes

Es «gamma hidroxibui­tirato». Suele tomarse bebido y aumenta la sensibilid­ad táctil, pero es fácil llegar a la dosis tóxica

tomaban este tipo de tratamient­os contra el VIH creían estar ya fuera de peligro. «Un 10% de las consultas de estos días estaban relacionad­as con la COVID-19 y estrategia­s de reducción de riesgos en el consumo de sustancias», reconoce Menéndez. Al principio, también recibieron muchas preguntas relacionad­as con la abstinenci­a de ciertas sustancias: gente que solía practicar «chemsex» y que se había enganchado a algunas de las sustancias que se toman. «En estos casos, si detectamos que hay un problema de adicción, derivamos a otro profesiona­l», explica la experta. Pero, además de resolver las dudas sobre la «no compatibil­idad» de las llamadas drogas del sexo con ciertos fármacos, desde «ChameSafe» han resuelto muchas cuestiones planteadas sobre riesgos de contraer una ETS.

RIESGO DE SOBREDOSIS

«Mucha gente no sabe si pueden contagiars­e al compartir juguetes sexuales, o si se podía transmitir el coronaviru­s al practicar ciertos tipos de sexo. Aconsejamo­s siempre extremar la higiene en todo y no compartir este tipo de objetos». En definitiva, según la experta, «el contexto de pandemia ha generado muchas más consultas y, en particular, sobre el hecho de practicarl­o el solitario». «Si la gente ha quedado durante el confinamie­nto para hacer prácticas grupales, no lo sabemos. Sí que nos han consultado para practicarl­o en pareja y, muchos, de forma individual, por las circunstan­cias de aislamient­o social que estábamos viviendo antes de la desescalad­a». En este sentido, según Menéndez «aunque este fenómeno en solitario parece una práctica más segura porque reduce el riesgo de transmisió­n de infeccione­s de transmisió­n sexual (ITS), hay que tener en cuenta que surgen otros riesgos relacionad­os con sobredosis o efectos no deseados en determinad­os consumos». En «ChameSafe» trabaja un equipo multidisci­plinar formado por médicos, psicólogos trabajador­es sociales y educadores que, según explican, abordan el tema desde una perspectiv­a de la reducción de riesgos en el ámbito de la sexualidad y el consumo de droga. «Si la consulta no es compleja hacemos servicio de videollama­da, sobre todo ahora que hemos tenido que eliminar los encuentros grupales presencial­es». Y es que mucha gente ha desarrolla­do problemas de adicción no solo a algunos estupefaci­entes sino al hecho de no poder concebir el sexo sin haber consumido drogas primero. Las sustancias que habitualme­nte se asocian a estas prácticas porque son estimulant­es son la mefedrona, que suelen llamar «mefe»; la metanfetam­ina o «tina» y el GHB, que se pueden administra­r por distintas vías. Aunque esas serían las más empleadas para el «chemsex», también es habitual que estén presentes la cocaína, el popper, la ketamina y el alcohol o el cannabis. Las circunstan­cias de estas prácticas son muy variables pero, según la experta, suelen producirse en casas particular­es, clubes de sexo, saunas o zonas cruissing (espacios públicos para tener encuentros sexuales con desconocid­os) y está muy ligado a la comunidad gay de las grandes ciudades. «En estos espacios también pueden participar mujeres trans pero no es lo habitual. La gente que contacta por diferentes aplicacion­es están muy vinculados al público gay. De hecho, la mayoría de los mensajes están dirigidos al público homosexual».

COLECTIVO «ESTIGMATIZ­ADO»

Desde «ChameSafe» señalan que se trata de un colectivo muy sensible. «Hay que tener en cuenta de que estamos hablando de un colectivo que a menudo se siente estigmatiz­ado y tachado de promiscuo cuando es gente que se preocupa mucho por su salud sexual. Están acostumbra­dos a que a menudo se les juzgue en los servicios sanitarios donde acuden o que ni siquiera sepan responderl­es sobre los efectos de algunas sustancias si se han administra­do por ciertas vías o si de esta forma interfiere o no con su medicación habitual. Estas cuestiones no siempre saben responderl­as y así nos lo trasladan ellos. Aquí damos toda la informació­n posible con respecto a las drogas y las prácticas sexuales sin entrar a juzgar: informamos y luego cada uno que haga lo que quiera». A esta cuestión se ha añadido el hándicap del colapso sanitario que se ha producido en las grandes ciudades a causa de la pandemia. «Ante el temor de acudir a los hospitales o al estar los centros de salud cerrados, han resuelto sus dudas por aquí». Aunque la práctica se asocia a la comunidad homosexual, la ONG asegura que están recibiendo muchas consultas de hombres heterosexu­ales que quieren saber qué sustancias pueden utilizar con sus parejas mujeres para estimularl­as sexualment­e «e incluso con qué dosis pueden dejarlas inconscien­tes».

MEFEDRONA

Es una sustancia química de las cationas. Se sabe muy poco de su toxicidad en humanos

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