Las playas recobran el pulso
A medida que avanza la desescalada, las imágenes que recibimos y que vivimos nos comienzan a recordar a aquello que perdimos hace casi tres meses. El cambio de fases es jaleado como una victoria y recibida con una sonrisa y una cierta incertidumbre en torno hasta dónde se puede llegar, qué está permitido hacer. No sólo por lo que supone de recuperar cuotas de libertad y dejar atrás el que ha resultado el confinamiento más duro y exigente del planeta, sino también porque ese pulso recobrado supone trabajo y futuro para miles de personas. Por supuesto, que el esparcimiento importa, la distracción y el recreo, obviamente, pero lo que simbolizan esas playas vivas es que se comienza a respirar en esta España que tiene por delante una marcha escabrosa y larga. Este fin de semana, la Fase 2 fue secundada con una demanda creciente de arena y sol y hay que felicitarse sin olvidar, claro, que el coronavirus sigue ahí y sus consecuencias, también. En la imagen, la playa Can Pere Antoni, de Mallorca.