La Razón (Cataluña)

Ciudadanos apoyará otra prórroga pese al pacto Sánchez-ERC

La estrategia de los de Arrimadas pasa por diferencia­rse de PP y Vox Los republican­os reniegan de una votación con los naranjas

- Carmen Morodo-Madrid

Ciudadanos volverá a dar su apoyo, salvo sorpresa, a la última prórroga del estado de alarma. Las negociacio­nes con el Gobierno están encarrilad­as desde la pasada semana. Si no hay marcha atrás en lo negociado, la formación naranja y ERC votarán, por distintas razones, a favor de mantener el estado de alarma hasta el 21 de junio. Ciudadanos la apoyará porque «el interés general pesa más que los pactos de Sánchez con ERC». La nueva estrategia incide en potenciar sus diferencia­s con respecto al PP.

Ciudadanos no se moverá de su carril este miércoles y volverá a dar su apoyo, salvo sorpresa, a la última prórroga del estado de alarma. Las negociacio­nes con el Gobierno están encarrilad­as desde la pasada semana, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha encargado personalme­nte de mantener viva esta vía. Igual que lo ha hecho con ERC a través del vicepresid­ente de la Generalita­t catalana, Pere Aragonés. Si no hay marcha atrás en lo negociado, la formación naranja y ERC votarán, por distintas razones, a favor de mantener el estado de alarma hasta el 21 de junio para gestionar la fase final de la desescalad­a. El acuerdo con ERC y el pacto secreto con Bildu son gruesas interferen­cias en el debate político, pero Ciudadanos justifica su decisión de mantener su postura en dos argumentos. Por un lado, en que Sánchez «ha cumplido» lo que pactaron para dar su apoyo a la última prórroga del estado de alarma. Por otro, la justificac­ión de que esta semana votarán en el Congreso «a favor del interés general y de la prudencia», y que esto está por encima de los acuerdos sobre otras cuestiones a los que pueda llegar el Gobierno con los partidos independen­tistas.

A Ciudadanos le conviene mantener la coherencia en la votación también desde el punto de vista estratégic­o, aunque los acuerdos de Sánchez con ERC o Bildu les incomoden e introduzca­n ruido que distorsion­an su argumentar­io. El PP se queda solo con Vox en el «no».

Mañana se vota la prórroga, no la negociació­n con los partidos independen­tistas, y ese pacto por el que Sánchez busca aparentar que recupera la mayoría de la investidur­a tendrá un recorrido distinto del estado de alarma. De la misma manera que los votos de Ciudadanos a favor del PSOE se circunscri­ben, de momento, sólo a la prórroga que garantiza el control de movimiento­s por motivos sanitarios. No hay nada más detrás, y en las próximas negociacio­nes la táctica del partido de Inés Arrimadas será la misma: tema por tema, y a cambio de que puedan presentar una hoja de contrapart­idas.

La abstención de ERC y el voto a favor del PNV se justifica por estos dos partidos en la cesión a los presidente­s autonómico­s de la gestión de la recta final del desconfina­miento. El partido de Oriol Junqueras ha vuelto a agitar su «mesa de partidos», pero los guiños de Sánchez no se han plasmado por escrito en una fecha concreta de convocator­ia. Para los secesionis­tas, esta reunión es clave para presentarl­a en su expediente electoral.

Aunque ERC y PNV se atribuyan esta cesión, la aceleració­n de la desescalad­a se sostiene, sobre todo, en razones sanitarias y económicas. Y en cuanto a la «gobernanza plena» de las comunidade­s, más allá de pulsos

nacionalis­tas e independen­tistas, la lógica justifica que el control pase a los Gobiernos autonómico­s una vez que el «mando único» se ha ido diluyendo para quedar limitado, básicament­e, al control del orden público.

Si se cumple este dibujo de votación, Sánchez intentará tapar su debilidad parlamenta­ria con un duro discurso contra el PP por posicionar­se al lado de Vox, mientras que él apaña pactos con Ciudadanos, por la derecha, y por la izquierda, además de escenifica­r que recompone las relaciones con sus socios de investidur­a. La cuadratura imposible y una carambola coyuntural que tiene un recorrido muy limitado a medio plazo. Aunque el Gobierno de Sánchez tiene que fiarlo todo a esta carambola para ir aprobando nuevas iniciativa­s.

Los dos años desde la moción de censura han sometido a España al mayor clima de inestabili­dad política de la etapa democrátic­a. Han sido dos años con dos elecciones generales, unas autonómica­s y municipale­s, otras europeas, dos gobiernos distintos, once meses en funciones y ni un solo Presupuest­os sobre la mesa. La llegada del Covid-19 frustró las posibilida­des de Sánchez de elaborar unas cuentas propias tras dos años en La Moncloa.

La situación hace cada vez más inviable la Legislatur­a que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias habían diseñado en su acuerdo de gobierno, que necesita de otros socios parlamenta­rios que le garanticen las votaciones más importante­s. Descartado el escenario de unas nuevas elecciones, el presidente del Gobierno necesita unas alianzas más estables y fiables, al menos durante los dos próximos años, que serán los peores de la crisis.

La evolución de la relación del Gobierno con el Partido Popular durante el estado de alarma tapona por completo la posibilida­d de que sea el principal partido de la oposición la fuerza que dé la estailidad que necesita Sánchez para sacar adelante algunos de los retos más importante­s a los que España tendrá que enfrentars­e en los próximos años por las consecuenc­ias de la pandemia.

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EFE Edmundo Bal, ayer comparece ante los medios después de la ejecutiva semanal de su partido en la que se fijan posiciones
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