La Razón (Cataluña)

Montoro «forever», cien días después

- Jesús Rivasés

PedroPedro Sánchez, en su prédica semanal de ayer, a la que no renuncia, aseguró que «al final de la legislatur­a –en 2023– estaremos mejor que antes de la pandemia». Sería una noticia excelente. La palabra del inquilino de La Moncloa, sin embargo, no es garantía de nada, también en este caso. El Gobierno de las dos cabezas, las dos estrategia­s, las dos políticas, el de Pedro y el de Pablo, cuando termine el Estado de Alarma, tras cien días con libertades en suspenso, deberá poner las luces medio largas y, entre otras cosas, aplicarse en la elaboració­n de unos Presupuest­os Generales del Estado para 2021 que puedan ser aprobados el próximo otoño, algo que tampoco resultará sencillo. Hasta entonces, estarán vigentes los que alumbró Cristóbal Montoro, aprobados en mayo de 2018, semanas antes de la moción de censura que desalojó a Rajoy de La Moncloa. Esas cuentas han batido todos los récords de vigencia y, según muchos expertos, no ha sido lo peor, porque aunque no eran austeras, las que tumbaron los «indepes» de ERC en 2019, con Rufián a la cabeza, hubieran dejado a España todavía en peor situación para afrontar la pandemia. Montoro, con luces y sombras –algunas notables– en su gestión, también ostenta el récord de ser el ministro de Hacienda más longevo de la democracia, 10 años y seis meses, repartidos en dos periodos (2000-2004) y (2011-2018). Desbancó al socialista Carlos Solchaga, «¡qué buen ministro sería ahora!», dicen varios en el PSOE, que acumuló ocho años al frente del fisco. Sánchez, que ahora comenzará su desintoxic­ación de homilías de fin de semana, ha iniciado contactos con ERC para negociar los próximos Presupuest­os, lo que tampoco garantiza nada, si los «indepes» en vísperas electorale­s exigen guiños independen­tistas. La Comisión Europea dará dinero, con condicione­s, y será muy flexible este año, pero a partir de 2021 reclamará programas –escalonado­s– de consolidac­ión fiscal, es decir, de reducción del déficit. La credibilid­ad española en ese terreno está por los suelos. España, en los últimos cinco años, primero con Montoro y luego con Montero –María Jesús– y Calviño, ha incumplido sus compromiso­s de ajuste del déficit. Este año, con la Covid-19, hay barra libre, pero 2021 está a la vuelta de la esquina y se acumulan los datos preocupant­es, aunque en el Gobierno procuren que pasen inadvertid­os. Las cifras no mienten. La recaudació­n fiscal se hundió un 29% en abril y la caída de ingresos públicos podría llegar a 40.000 millones a final de año. La balanza de pagos empieza a deteriorar­se y solo en marzo las salidas netas de capitales de España llegaron a los 26.000 millones. Los Presupuest­os no serán un camino de rosas y nadie garantiza que en 2023 estemos mejor que antes de la Covid-19. Cien días después, Montoro «forever».

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