La Razón (Cataluña)

«Mi papi ha cambiado el mundo»

Emotiva rueda de prensa de la familia de George Floyd La madre de su hija Gianna pide justicia para este afroameric­ano de 46 años que hacía décadas había tenido problemas con la Justicia pero que se había mudado a Minneapoli­s para empezar de cero

- Julio Valdeón

La madre de la hija de George Floyd demanda justicia y, sobre todo, verdad. Roxie Washington quiere saber lo que sucedió a las puertas de aquel comercio del 3759 en la Avenida de Chicago. Quiere detalles y quiere justicia. Caiga quien caiga. De Floyd ha trascendid­o que era oriundo del Third Ward de Houston, que tenía 46 años, que acumulaba antecenden­tes penales por, entre otras cosas, atraco a mano armada, aunque sus problemas con la ley al parecer se remontan a hace más de una década, que había perdido su trabajo como empleado de seguridad debido al confinamie­nto por el coronaviru­s, que habría intentado pagar en una tienda con un billete falso de 20 dólares. Ese fue su pecado.

Entrevista­da por el periodista de la CNN, Omar Jiménez, Roxie Washington explicó que el hombre había trasladado su residencia de Houston a Minneapoli­s para proveer a su familia. Cuando el reportero le preguntó cómo le había explicado lo sucedido a su hija de seis años comentó que la niña le preguntó qué pasaba con su familia y por qué repetían su nombre en las noticias. La niña, presente durante el encuentro, estaba sentada en el regazo de Stephen Jackson, ex jugador de la NBA, y ganador de un anillo con los San Antonio Spurs. «Queremos condenas, afirmó la estrella retirada del baloncesto, amigo personal de George Floyd, eso es lo importante, tiene que haber condenas, estas son lágrimas de auténtico dolor, y la única forma de conseguir que acaben es logran do condenas ». Para el abogado de la familia no basta con despedira los policías que se pro pasan. Necesitan saber que sus acciones puede acabar en condenas, que hay consecuenc­ias penales y que el uniforme o la placa no les pertad mitirá propasarse con los detenidos sin tener luego que pagar a cambio. Desde luego la fiscalía del condado de Hennepin estima que el agente «Derek Michael Chauvin causó la muerte de George Floyd al perpetrar un acto eminenteme­nte peligroso para los otros y mostrando una mente depravada, sin tener en cuenta la vida humana». El departamen­to que dirige el fiscal, Mike Freeman, en su orden de arresto, dejó claro que, en su opinión, el ya ex agente Derek

Chauvin, acusado de asesinato en tercer grado y homicidio involuntar­io en segundo grado, y que arrostra una posible condena de hasta 35 años de cárcel, es «culpable de negligenci­a, creando un riesgo irracional y arriesgánd­ose a causar la muerte o un gran daño físico a George Floyd».

El amigo de Floyd, el ex de la NBA Stephen Jackson, explicó delante de las cámaras de la NBC «Al ser un atleta profesiona­l, muchas personas abusan de su amisy amisy su amabilidad», pero aue Floyd, al contrario de quienes buscan sólo la cercanía de los famosos con fines espúreos, «fue uno de esos tipos que realmente me apoyaron». Cuando le preguntaro­n por el momento en el que Floyd, inmoviliza­do en el suelo con la rodilla del agente sobre su garganta, llama a su madre, dijo que fue un grito de ayuda. «Soy un hombre negro fuerte y conozco a Floyd. No gritamos el nombre de nuestra madre a menos que sepamos que algo está mal y nuestra vida está en peligro y no podemos controlarl­o». El atleta no duda que «vamos a conseguir el cambio. De una forma u otra, tenemos que resolver esto». Y Jackson no es el único deportista de élite implicado en todo lo que rodea a George Floyd. Nada menos que Floyd Meywather, leyenda viva del boxeo, se ha comprometi­do a pagar de su bolsillo el funeral del hombre.

Hasta el momento, y en mitad de la ofensiva mediática y las guerras en las redes sociales por conocer quién fue George Floyd se entrecruza­n los recordator­ios de un pasado con problemas ante la ley, muy similar al de millones y millones de afroameric­anos en Estados Unidos, y alegatos en favor de su carácter amable y su bonhomía. Jovanni Thunstrom, el dueño del club, Conga Latina Bistro, donde Floyd había trabajado como guardia de seguridad, ha explicado ante los medios que el finado «No era solo mi empleado, era mi mejor amigo (...) Era el tipo de persona con la que era amigable con todos. No discrimina­ba, tanto si eras hispano como si eras negro o blanco, trataba a todos con respeto y eso es lo que me encanta de él».

«Mi papi ha cambiado el mundo», repetía la pequeña Gianna subida en los hombros Jackson bajo la mirada de los medios.

Estoy aquí por George porque quiero que se haga justicia. Da igual lo que piensen. Él era bueno. No se merecía morir con su cabeza aplastada en el asfalto» Roxie Washington

Madre de Ginna, la hija de George Floyd

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EFE La ex mujer de George Floyd con su hija Ginna en brazos de Stephen Jackson, estrella del NBA y amigo del fallecido

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