CONTRA TODOS LOS IMPOSTORES
MuyMuy poco se le permite disfrutar al comisario Jaritos del nacimiento de su nieto Lambros en esta duodécima entrega. Mientras celebra su recién estrenada condición de abuelo, recibe el aviso de que un poderoso hotelero, Paris Fokidis, ha sido asesinado. Pero no de cualquier forma: ha muerto a causa de la detonación de una bomba en su vehículo. Todo apunta a que debe tratarse de una organización terrorista pero tendrán que esperar varias horas hasta recibir un comunicado de reivindicación, un grupo autodenominado «Ejército Nacional de Idiotas». Si algo nos cautiva novela tras novela de este investigador maigretiano, todo sentido común y sencillez, es esa ventana que nos deja abierta a su domicilio por la que nos permite ver la cotidianidad de una familia griega: las cantidades de comida con las que se homenajean, la importancia de las relaciones familiares y los problemas económicos de Grecia y, por ende, de Europa.
Los miedos del dinero
En las novelas de Márkaris no prima tanto el esmero de la trama –aunque la tiene– como el compromiso social del autor, cabeza de partido de la mejor tradición de la novela negra, esa cuyo espíritu inconformista se identifica con los perdedores del sistema. Su voz nos recuerda desde la cuna de la democracia occidental que no existe futuro posible si no combatimos contra todos aquellos que pisotean nuestra dignidad. El autor, que siempre afirma escribir desde la indignación (contra políticos, la UE, los bancos, las multinacionales, las clases privilegiadas...), tampoco deja de poner en solfa la peor versión de su país y sus propios conciudadanos. No hay «inmunidad» para la lente de Márkaris. Ya el inicio de la novela nos avisa del rumbo que tomará la historia: denunciar a los falsos altruistas, a los impostores que hacen creer al mundo que son capaces de hacer algo a cambio de nada, cuando solo piensan en sí mismos.
El dinero es temeroso, siempre nos lo recuerda el autor griego. Por tanto estamos, una vez más, ante un revelador thriller o «noir» canónico que explora las enfermizas entrañas del Estado del bienestar. Cuando los culpables del Ejército Nacional de Idiotas son detenidos, uno de ellos dice: «Somos toda la clase media. La clase media es el ejército de idiotas nacionales. Pagamos la terminología más pesada en proporción, cuando otros siempre encuentran la manera de evitar impuestos. Pagamos fondos para toda la vida y ahora, cuando nos jubilamos, reducen nuestras pensiones». Nada que añadir. En esta gran novela, como vemos, los asesinos son los perdedores del sistema.