La Razón (Cataluña)

NACHO VIDAL: ASÍ ES LA CASA «PLAYBOY » QUE CONVIRTIÓ EN TEMPLO CHAMÁNICO

EL ACTOR PORNO EJERCIÓ DE CHAMÁN EN EL «RITUAL DEL SAPO BUFO» EN SU MANSIÓN DE VALENCIA QUE ACABÓ CON LA VIDA DEL FOTÓGRAFO JOSÉ LUIS ABAD

- POR LAURA L. ÁLVAREZ

LA GUARDIA CIVIL CREE QUE NACHO VIDAL COBRÓ AL FOTÓGRAFO QUE MURIÓ EN SU CASA HACE UN AÑO POR CONSEGUIR EL «VENENO DE SAPO» Y ACOMPAÑARL­E HACIENDO DE CHAMÁN. TRAS 20 MINUTOS DE TRANCE, EL ACTOR PORNO PRACTICÓ SIN ÉXITO LA REANIMACIÓ­N AL INVITADO, QUE HABÍA LLEVADO UNA BOTELLA DE VINO PARA COMER ALLÍ

Nació en Mataró (Barcelona) hace 46 años, pero Ignacio Jordá González, más conocido como Nacho Vidal, se crió en Enguera. En esta localidad valenciana, a 20 minutos de Xátiva, tienen desmitific­ado al actor porno más conocido de nuestro país tras haber rodado 600 películas y logrado triunfar en la complicada industria del cine X. «Aquí es un tipo de lo más normal, no va de estrella; si acaso, es un poco fantasma. De lo que decía que iba a montar ahí en su finca a lo que al final fue... va un gran trecho», dice un conocido de su quinta. En este pueblo su familia montó una empresa textil y su tía aún conserva una yeguada. Muy cerca, justo detrás del cementerio del pueblo, decidió comprar hace unos ocho años un terreno para construir una casa a su antojo. Aunque alguna vez confesó que ser una estrella del porno le saturó, por su mente no pasaba entonces retirarse a este rinconcito del macizo del Caroche para llevar una vida alejado de todo aquello. Él pensaba (o eso decía) convertir aquella parcela en una especie de «mansión Playboy a la valenciana» con conexión en directo las 24 horas a un canal digital: un Gran Hermano porno. «La idea es recibir mujeres día sí y día también y que la gente se pueda conectar para ver qué hace Nacho Vidal con sus amigas», dijo en una entrevista a Efe en 2012. Pero el proyecto no llegó a cuajar y la deriva de la vivienda, con su intento de piscina infinity, sus líneas minimalist­as y su decoración «thai» incluida, fue por los mismos derroteros que la vida del propietari­o. El currículum de Vidal da para mucha literatura: fue legionario en Melilla, boxeador, y a los 21 comenzó a trabajar en la famosa sala Bagdad de Barcelona. Lo hizo, según contó en su día, para sacar de la prostituci­ón a su entonces pareja, Sara Bernat. Después vendrían sus años dorados en el cine X y hasta montó productora. Participó en el reality «Supervivie­ntes» y creó su tienda online de productos eróticos: preservati­vos con su nombre, lubricante­s, una colonia que se llama «Twenty five» en referencia al tamaño de su pene y hasta vibradores hechos con el molde de sus genitales por 47 euros. Uno de los primeros golpes policiales que se llevó fue precisamen­te con la importació­n de estos productos de China.Vidal fue imputado en la «operación Emperador» por blanqueo a través de su productora y se le relacionó con Gao Ping, el cerebro de la trama, pero él aseguró que, a través del magnate chino, solo importó 13.000 penes de látex. La polémica siempre ha rodeado al actor porno. Hace tres años dijo que había abusado de él un médico

colombiano y el año pasado trascendió que tenía VIH. Él lo negó pero sí admitió haber arrastrado problemas de adicciones hasta la actualidad. Concretame­nte, hasta que algo le «transformó» y alejó de esa vida de superficia­lidad para adentrarse en su faceta más espiritual.

«HE VISTO A DIOS»

Según explica en un vídeo colgado en YouTube, era adicto «a todo lo que creara adicción»: cocaína, alcohol, café, azúcar... «Le echaba sal hasta al plátano». «Mi vida era una mierda, la única manera de conectarme con la felicidad era drogándome. Tengo dos hijos y ni siquiera eso me hacía feliz». Todo cambió cuando un amigo que estaba enganchado a la base le confesó que había tomado «una medicina» con la que se desenganch­ó. Era bufotenina, una sustancia extraída de las glándulas parótidas de una especie de sapo: el «bufo alvarius», endémico del desierto de Sonora, situado entre México y Arizona. Tras fumar este alucinógen­o, que también se comerciali­za en su forma sintética: dimetiltri­ptamina, conocida como DMT (5-Me0-DMT) o «molécula de Dios», el consumidor experiment­a un «viaje» de unos 20 minutos que, según las antiguas civilizaci­ones americanas, tenía efectos curativos. Vidal explica que le llevaron a una casa de Ibiza, le dijeron que abriera los brazos mirando al sol e inhaló el humo que salía de una pipa de cristal. «Antes de terminar de inhalar, desconecté. No se dónde estuve ni cuánto tiempo. Me levanté muy callado. Algo me decía que tenía que volver ahí para entender lo que había pasado. La segunda vez me hizo revolverme: mi alma salió, mi cuerpo se convirtió el luz.Yo era el universo, era el todo». El actor asegura que desde entonces no ha vuelto a tomar ningún estupefaci­ente. «Me volví agresivo con mis amigos porque ¡yo había visto a Dios! ¡Tenía el santo grial! A todo el mundo le insistía: ¡Debes ver esto! Quieres que todo el mundo a tu alrededor abra los ojos. ¡He estado toda mi vida con los ojos cerrados y de repente he fumado un sapo y los he abierto! Recomiendo a todo el mundo que lo pruebe». Es probable que ahora Nacho Vidal se arrepienta de haber grabado este vídeo hace tres años y que tiene casi 400.000 visualizac­iones. Porque los investigad­ores creen que ese «despertar» le habría empujado a organizar en su finca (y cobrar por ello) este tipo de rituales, conocidos en los círculos de gente que busca experienci­as místicas con ayahuasca. La Guardia Civil habría llegado a esta y otras conclusion­es para poder imputarle un homicidio imprudente y proceder a su detención el jueves de la semana pasada, según avanzó en exclusiva el diario «Levante».La investigac­ión comenzó tras el fallecimie­nto del fotógrafo de 49 años José Luis Abad hace casi un año, que había colaborado con revistas como «Vogue». Según explica el abogado de Vidal, Daniel Salvador, fue el fotógrafo quien llevó la sustancia a la casa del actor en Enguera después de haber «insistido mucho» en quedar con él. «Fue una prima de Nacho, amiga de este hombre, quien les puso en contacto. Él ya lo había probado pero le apetecía tomarlo con alguien que supiera del tema y es público que Nacho sabe». Según su versión, tras acordar la cita, Abad habría llegado en su coche sobre las 10:00 horas con las escamas de sapo y una botella de vino con la intención de comer allí y pasar el día con Vidal, la prima de éste y el cuidador de la finca. Según el letrado, todo lo que pasó aquella mañana del 28 de julio de 2019 queda registrado por las cámaras de seguridad que su cliente tiene instaladas en la finca y porque el propio Abad quiso que le grabaran durante el trance.

«¡PARA EL VÍDEO!»

Los cuatro salen al jardín y comienza un ritual. Abad sufre los efectos del tóxico a los pocos segundos de inhalar: queda semi inconscien­te en el suelo y se engarrota, lo normal, según las decenas de vídeos al respecto que hay en internet. Nacho, haciendo las veces de «chamán» o «maestro», hace sonar unos cascabeles alrededor del cuerpo del fotógrafo, que ya está en el suelo amoratado. Después de 20 minutos, que es lo que suele durar el «viaje», le empieza a echar agua en la boca pero se dan cuenta de que José Luis no respira y es cuando se dan cuenta de que algo va mal: «¡Para, para el vídeo!», dice. Y la imagen se corta. Fue entonces cuando llaman al 112. Mientras llega la ambulancia el propio Nacho le realiza una reanimació­n cardiopulm­onar sin éxito. «Mi cliente sí ha hecho más veces esto en su casa, pero sin cobrar ni proporcion­ar él ninguna sustancia», dice el letrado, al tiempo que apunta a que «podrían haber interferid­o otras sustancias». Es la única forma en la que, asegura, puede haber sobredosis. «Él tenía que saber a la fuerza la toxicidad de esa sustancia, máxime cuando ya lo había tomado. Fue todo un fatal accidente», insiste. Desde Energy Control, expertos en analizar todo tipo de drogas, aseguran que desde 2009 solo han analizado 45 muestras de DMT, casi siempre en polvo y solo una vez la secreción del animal. «Desde hace unos años, este tipo de prácticas se están populariza­ndo como herramient­as de autoconoci­miento o para el tratamient­o de adicciones». La bufutenina provoca lo que llaman «un viaje difícil: son habituales reacciones de pánico, aunque las muertes asociadas a su consumo son excepciona­les. De hecho, los pocos casos de fallecimie­ntos reportados están relacionad­os con la interacció­n con otras sustancias que puede dar lugar a crisis hipertensi­vas y desenlace fatal. Especialme­nte se desaconsej­a la combinació­n con ayahuasca, estimulant­es como la cocaína o la MDMA, pero también con antidepres­ivos u otros psicofárma­cos».

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Nacho Vidal (arriba) dice que citó al fotógrafo José Luis Abad (abajo) por la insistenci­a de este último para tomar el sapo con él
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