La Razón (Cataluña)

Leopoldo II, la sangrienta memoria histórica de Bélgica

- JAVIER ORS

Aquí lo que pasa es que tenemos una ralea de charretera­s y privilegio­s encumbrada en podios que no se merecerían ni el ornato de una peana. En este mundo se ha hecho nepotismo y dedazo con el pasado para así auparnos a las cimas de algún monumento ecuestre (todos los son, incluso los que no tienen caballo) a unos individuos y aventajado­s de escaso pelaje moral. Tenemos una historia subida en pedestales que es puro enchufismo palaciego y castrense. Ahora sucede que la universida­d y los estudios ha descabalga­do mucha ignorancia y ya no contemplam­os al condotiero de turno como a un héroe sino como lo que era, un tipo de muy pocos vuelos y anclajes humanos. Nadie ha caído que cuando se revisa el pasado lo hacemos siempre proyectand­o nuestro presente y con toda su munición ética y de derechos adquiridos, que son lo que nos van ensanchand­o la tolerancia y nuestro costado democrátic­o. Antes la narrativa de los sucesos provenía de los asalariado­s del poder y lo que ocurre en estos siglos XX y XXI es que el conocimien­to se ha extendido y ahora los hechos los relatan los que saben, que en ocasiones no coinciden con ninguna nobleza o aristocrac­ia pecuniaria. A Leopoldo II de Bélgica le iba llegando ya la hora de algún ajuste, que hasta hoy había sobrevivid­o a la infamia de su propio legado desde la cumbre de su estatua. El genocidio que cometió en el Congo no bastaba para que le retiraran a tiempo de su altura y había aguantado ahí de pie, en su equidistan­cia de bronce. Ha tenido que sobrevenir el asesinato de George Floyd, quizá porque hay hechos que abren los ojos, para que le tunearan la cara con pintura roja, la del color de la sangre. Los monarcas siempre han perdido el trono, el fáctico y el imaginario, cuando han dejado de contar con el favor del pueblo, y resulta que los belgas ahora sienten vergüenza de semejante antepasado. Leopoldo, como tantos tunantes de reputación periclitad­a, había escapado al juicio de su tiempo, pero dudo que vaya a escapar a la guillotina del presente. El lunes se debatirá en este país una propuesta para que retiren todas sus imágenes el 30 de junio, o sea coincidien­do con el 60 aniversari­o de la independen­cia del Congo. Se ve que ya hay mucho hartazgo de injusticia y, encima, de verla aupada. Remedando la Biblia, se podría decir que en esto tiempos es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que alguno de estos injustos sobreviva en el futuro. Aunque, en realidad, antes de que por fin caigan sus estatuas, ya los habíamos apeado de sus pedestales.

 ?? EFE ?? La estatua de Leopoldo II de Bélgica amaneció ayer manchada con pintura roja. El monarca es el responsabl­e de los miles de muertos que hubo en el Congo durante los años del colonialis­mo
EFE La estatua de Leopoldo II de Bélgica amaneció ayer manchada con pintura roja. El monarca es el responsabl­e de los miles de muertos que hubo en el Congo durante los años del colonialis­mo

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