Torra amenaza con romper la mesa de diálogo
Condiciona la negociación con el Gobierno a la «confianza» Esquerra tiene el compromiso de retomarla en julio
El president advierte Cualquier acuerdo para retomar el diálogo debe pasar por el Govern
La tensión entre JxCat y ERC se ha recrudecido tras la tregua obligada por la emergencia sanitaria. Los choques entre ambas formaciones vuelven a aflorar de forma recurrente y con intensidad y parece difícil recoser la unidad de ahora en adelante, menos aun teniendo en cuenta que las elecciones cada vez están más cerca –probablemente hacia finales de año–. Con este contexto, tampoco lo va a tener fácil Pedro Sánchez en su intento por apaciguar las aguas con la Generalitat y atraer a Esquerra como socio de legislatura. De hecho, todo lo avanzado hasta ahora puede venirse abajo si Quim Torra dinamita la mesa de diálogo y JxCat se mantiene en una actitud hostil a acuerdos con el Gobierno, circunstancia que también puede condicionar al partido de Oriol Junqueras en su relación con la Moncloa.
De momento, el vicepresidente de la Generalitat y hombre fuerte de ERC, Pere Aragonès, tiene el compromiso de Sánchez de reactivar la mesa de diálogo entre el Estado y la Generalitat en julio. En cambio, Torra, considera que ese acuerdo no vincula al Govern, según confirman desde su entorno, porque forma parte de un acuerdo que incumbe a los partidos –en este caso a ERC–. «Es un tema que se debe de hablar en el Govern y lo que digan los partidos no vincula», recalcan. ¿Se ha hablado en el Govern? Por ahora, no, según explican desde el entorno del president.
Si bien, el president tampoco parece tener mucha predisposición para retomar la mesa de diálogo. Es más, prepara el terreno para dar un portazo a una nueva reunión de la mesa de diálogo. «Para empezar a hablar de la mesa, es necesario que haya un clima de confianza que, visto lo que ha pasado estos dos meses y medio, no hay», advirtió ayer en declaraciones a los medios, en alusión a la gestión de la crisis del coronavirus y la «centralización» de competencias que ha denunciado el independentismo.
En ese clima de desconfianza que denuncia Torra, puede tomar fuerza de nuevo la figura del relator, que ha resurgido en las últimas semanas de la mano de Carles Puigdemont, pero que ha contado con el respaldo de la portavoz de la Generalitat (JxCat), Meritxell Budó. El relator –o mediador–, ya truncó la primera fase de diálogo a principios a de 2019 –abocando a España a elecciones generales– y a punto estuvo de dinamitar la mesa de diálogo acordada por ERC y Gobierno en enero para facilitar la investidura de Sánchez.
De esta manera, se vuelve a reproducir la situación que se dio cuando el acuerdo de investidura entre Esquerra y el PSOE. De esa entente surgió la mesa de diálogo: en un principio, Torra y JxCat la despreciaron, pero poco a poco fueron cambiando el discurso hasta integrarse en ella. Ahora , con la reactivación, vuelve a ocurrir lo mismo: ha tenido todo el protagonismo Esquerra, algo que molesta a los neoconvergentes en pleno escenario escenario preelectoral y, por ello, vuelve a mostrar una actitud de rechazo al foro de negociación.
Los republicanos, en este sentido, creen que se acabará dando el mismo desenlace: auguran que JxCat volverá a incorporarse a la mesa de diálogo. Si bien, también es cierto, que ahora con un horizonte electoral tan cercano y en un marco de permanentes broncas puede hacerse más difícil. Prueba de ello es que, por ejemplo, hacia finales de junio pueden subir la tensión de manera notable porque el Congreso votara el suplicatorio de la diputada de JxCat, Laura Borràs, para retirarle la inmunidad y que el Tribunal Supremo pueda continuar investigándola por presuntos delitos cometidos durante su etapa al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC).
La intención de ERC es votar a favor y en JxCat ya advierten (internamente) que esa maniobra no quedará sin respuesta.