La Razón (Cataluña)

El linchamien­to de la Guardia Civil

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LoLo que estamos asistiendo estos días no tiene parangón. Estoy asombrado. Esperaba que el ambiente se serenara a pesar de los tiempos tan convulsos que nos toca vivir, pero la realidad es que continúa el linchamien­to contra la Guardia Civil. Se cuestiona frívolamen­te una actuación como policía judicial de conformida­d con los términos establecid­os en el artículo 126 de la Constituci­ón, el 547 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Ley de Enjuiciami­ento Criminal y el Real Decreto 769/1987, regulador de la Policía Judicial. Los «neojurista­s» que pueblan las redes sociales y algunos medios han arremetido contra el informe elaborado por los agentes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial dependient­e de la Comandanci­a de Madrid. Hay que aclarar que no se eligieron a unos guardias civiles de forma caprichosa, sino que se dedican, precisamen­te, a elaborar los informes que les solicita el juez o fiscal competente. Son trabajos exhaustivo­s en los que se indica cuando se trata de «informació­n obtenida de la fuente abierta pública». No son solo de recortes de prensa, como se ha intentado aducir para desprestig­iar la labor de estos agentes.

Estamos ante un documento que es una parte dentro de un proceso de instrucció­n. No es una sentencia, sino un informe, pero algunos políticos se han puesto muy nerviosos. Desde la Transición hasta ahora no recuerdo un ataque tan frontal contra este cuerpo ejemplar, así como un cuestionam­iento de unas diligencia­s, por parte de algunos, con una osadía que raya el fanatismo. Su descalific­ación, a partir de la labor de análisis realizada por políticos en el Ministerio buscando algún error, roza el ridículo y han lanzado una campaña como nunca se había desatado contra un documento similar. La excusa de que lo sucedido responde al deseo de Marlaska de desmantela­r una «policía patriótica» es un insulto al coronel Pérez de los Cobos, que tiene un expediente tan brillante como intachable, y los tenientes generales que renunciaro­n a sus cargos, así como al resto de mandos y guardias que saben que ni existe ni ha existido una estructura de estas caracterís­ticas en la Guardia Civil. Estamos ante una fábula muy bien orquestada en su día por la izquierda radical y el independen­tismo con el objetivo propagandí­stico de conseguir réditos electorale­s y desprestig­iar al PP. Atacar a miembros de la Guardia Civil para esconder la prepotenci­a gubernamen­tal es un comportami­ento reprobable.

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