La Razón (Cataluña)

El émulo de Gento y Garrincha

- POR EDUARDO INDA

LoLo de Vinicius no fue como lo de Julio César: llegar, ver y vencer. Todo lo contrario. Lo primero que hizo el Madrid, en una inesperada metedura de pata de mi admirado Lopetegui, fue relegarlo al Castilla. El jugador fichado por 65 millones pasó de un día para otro de jugar en la élite, primero en el Flamengo, luego en el Madrid, a tener que fajarse en Segunda B, división plagada de tipos resabiados. Su gran valedor, Florentino, contemplab­a en estado de shock cómo la perla brasileña se jugaba el físico en cada partido de la tercera división de nuestro fútbol, donde jugadores maleados de toda suerte y condición le entraban a matar. Con 28, 30 ó 35 años no podían consentir que aquel chavalín de 18 años les chulease con unos driblings que recordaban a los del mejor Messi y a los del Neymar de los buenos tiempos. Salió vivo de milagro.

El ascenso de Solari cambió las cosas. Lo rescató del infierno y le dio una oportunida­d en el paraíso. No defraudó. Su partidazo en Ámsterdam en febrero de 2019 provocó que todos los focos del fútbol europeo lo enfocasen a él. El míster del Ajax, Erik Ten Hag, flipó con el recital del chaval, gol incluido, en el templo de La Séptima: el Johan Cruyff Arena. «Es muy, muy bueno», admitió el padre de la nueva generación de promesas ajacied. Había nacido una estrella que recordaba por su cambio de ritmo, su velocidad y su capacidad de desborde al zurdo Paco Gento y al diestro Garrincha. Lástima que en el partido de vuelta una entrada rastrera de un rival le rompiera los ligamentos. Su proyección quedó cortada en el mejor momento para él y en el peor para unos merengues que ese mismo día quedaban súbitament­e eliminados de la Copa de Europa pese a haberse vuelto de Holanda con un esperanzad­or 1-2. Que el niño con cuerpo de atleta va para número uno quedó claro donde han de que quedar claras estas cosas: en un Clásico.

El 1-M, dos semanas antes de que se interrumpi­era la Liga, metió el primer gol al Barcelona en el Santiago Bernabéu gracias a un regalito de un caricature­sco Piqué, pero callando la boca a los que sostienen que no sabe chutar. Ésta, y no otra, es su asignatura pendiente: la definición, que dicen los cursis. El problema es que en su posición, extremo izquierdo, hay overbookin­g en el Madrid: Asensio, Hazard, Brahim e Isco si me apuran. Si hace todo lo contrario que el jugador brasileño prototípic­o, que se vuelve loco con Madrid la nuit, estamos ante un seguro Balón de Oro. De él depende ser un grande o quedarse en el camino. Porque talento tiene para dar y tomar.

Vinicius ya dejó muy claro dónde hay que dejarlo, en un Clásico, que va para número uno»

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