La Razón (Cataluña)

Entrevista a Manolo García, cantante

El músico prepara un libro de poemas y también un disco acústico de sus mejores canciones que se publica el próximo 3 de julio

- ULISES FUENTE-

El músico prepara un libro de poemas y un disco acústico para el 3 de julio.

EsEs una figura ya histórica de la tradición española. Manolo García fue Los Rápidos, Los Burros, El último de la fila, y, desde hace años, con su nombre sigue cumpliendo en el oficio. Héroe de clase trabajador­a, escritor de canciones, publica el 3 de julio «El fin del principio» (Aguilar), un libro de poemas y de dibujos que aparece simultánea­mente con «Acústico, acústico, acústico», doble CD más DVD de su última gira y en el que se remonta a su pasado artístico. –Conociéndo­le, seguro que ha estado leyendo y pintando las últimas semanas.

–Tengo la suerte de que me refugio en los libros, la música y la pintura. Son los sitios de mi recreo de esta angustia que hemos vivido, la sanitaria y ahora la social. Creo que la población ha dado ejemplo de paciencia y sería bueno que extraigamo­s una lectura de todo esto, de que se puede vivir lentamente aunque pretendan que vayamos muy deprisa. Es vital llevar una vida más tranquila, con menos expectativ­as y pretension­es. Mi abuela no salió de su pueblo y era una mujer feliz. Menos posibilida­des pero una actitud ante la vida más relajada. No más conformist­a, sino más vitalista: la vitalidad de un rayo de sol, de ese huerto con sus pimientos y los animales.

Ya sé que alguien dirá que estoy en otra galaxia. Pero yo abogo por un poquito más de calma.

–La crisis económica es un caldo de cultivo del descontent­o. Y cuando hay una chispa, como en EE UU, pasan cosas graves. Eso podría suceder aquí, porque están los ánimos tensos. –Claro, lo que ha sucedido allí ha sido muy cruel, pero oculta un descontent­o social que está provocado por una falta de igualdad y de oportunida­des. Viajas por EE UU y por España y hay pobreza extrema, hay comedores sociales. Antes se daban 400 comidas y, ahora, 800. Eso no tiene ni pies ni cabeza, la sociedad tiene que estar arbitrada de un modo humanitari­o. Un estado, central o autonómico, debe pensar en la ciudadanía, no en los votos, y menos, en los insultos y en el poder. –¿Ve riesgo en esta situación? –Está claro que cuando la parte

La sociedad tiene que estar arbitrada de un modo humanitari­o. Un Estado debe pensar en la ciudadanía, no en los votos»

alta de la pirámide no arbitra bien, si existe hambre y precarieda­d, hay gente que no aguanta más. Tiene que comer todo el mundo. La base de la pirámide sustenta al resto. ¿Hay unas élites? Que les vaya bien, pero solas no se van a aguantar arriba por arte de magia. La gravedad existe. Y la clase trabajador­a es la que mueve el motor. Si países democrátic­os como EE UU o España hay extrema pobreza, habrá violencia. Y en Francia, igual.

–En Aluche (Madrid) han sido los vecinos quienes se organizaro­n para dar de comer a otros.

–A mí lo que me asombra es que si yo fuese político y estuviera en La Moncloa, ante la primera imagen de ese tipo, salgo corriendo para hacer algo, porque es vergonzoso. Es muy bonito que la gente ayude a sus vecinos, pero los políticos deberían dejar de mentarse a la madre. El estado ha de evitar que las personas tengan esas dificultad­es tan dramáticas, porque nos deja en una situación muy lamentable. Con unos mandatario­s que no están por lo que deben estar. Unos dirigen y otros trabajan. Pero si la vaca no come, no produce leche y es cuando empieza a dar coces. ¿Verdad que no queremos que empiece a dar coces? La vaca no quiere, solo desea comer. –Aunque la violencia se puede

Somos muertos de vacaciones, la vida dura tres segundos. Qué sandez tan enorme estar acumulando y putear al de al lado»

desencaden­ar en cualquier momento.

–Hay barrios en EE UU donde no debes entrar porque te cortan la cabeza. ¿Por qué son violentos, porque les gusta? Hombre, habrá un uno por mil que sea así. El resto, si tuvieran una vida de posibilida­des y de futuro, no se metería con nadie. Ahora en España parece que se toman medidas con un sueldo base. Pero si sigue habiendo gente que no tenga para unas alubias y un puchero, habrá que seguir hasta que se arregle. Hasta que todos el mundo tenga unos mínimos dignos. Si los que están por encima son humanos, el resto lo será. Pero si la parte de arriba solo lanza proclamas de gallinero, los que van debajo, en vez de tres violentos por mil violentos, habrá cien. No lleguemos a eso, por favor. Hay remedio y comida para todos, solo hay que redistribu­irla. –Sin embargo, vivimos los tiempos de la acumulació­n. –Acumular, ¿para qué? Si nos vamos a morir en cinco minutos todos. Somos muertos de vacaciones, la vida dura tres segundos. Qué sandez tan enorme estar acumulando y putear al de al lado. Quizá esta parte de mi discurso sea ingenua y cristiana, no lo sé, pero me la creo. La digo porque vengo de una familia obrera y sé que unos sin otros no somos nada. Sin compañeris­mo y fraternida­d, estás más solo que una mierda. Mira lo que ha sucedido en Nissan.. es angustioso. Ante tanta presión, solo puedes estar angustiado. Por eso creo que hace falta un trato de justicia con las personas, humanitari­o. Que no haya abusos con las hipotecas, que alguien arbitre el partido y podamos jugar y disfrutar. –¿Cómo son sus costumbres? –Discretas y sencillas. Y los pequeños placeres son los que nos alientan. Una charla, un dominó, ¿qué más vas a buscar? El afán de vivir es natural, pero la cuestión es que la vida es tiempo. Si tengo mucho dinero pero no tengo tiempo, no tengo nada. No me convence pensar en agosto cuando estoy en enero. Hay que vivir hoy un poquito, y se puede. Mi lema son dos frases de Siniestro Total: «Ante todo, mucha calma» y el otro, «¿Cuándo se come aquí?».

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RUBÉN MARTÍN

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