Jackie, obligada a ser «una mujer modelo»
Autoritaria, austera y marcada por el sentido del deber, Janet Auchincloss, madre de Jackie Kennedy, jugó un papel clave en el destino de su hija, y varios libros lo confirman
Su madre jugó un papel clave en su destino y varios libros lo confirman.
LaLa madre de Jacqueline Kennedy no soñaba con príncipes azules. Veía su futuro «en hermosas casas, con cenas a la luz de las velas e invitados ricos y poderosos», escribe Katherine Pancol en su libro «Una imagen tan hermosa». De hecho, Janet Auchincloss se casó con John Vernou Bouvier III, conocido como «Black Jack», un corredor de bolsa de Wall Street y «socialité» estadounidense dieciséis años mayor que ella, endeudado por el juego y adicto al alcohol, algo que a Janet no le importaba con tal de preservar las apariencias. A los 22 años, dio a luz a su hija mayor, Jacqueline Lee Bouvier, el 28 de julio de 1929. Un nacimiento del que se lamentó seis semanas más tarde porque alteraba su agenda social. «Janet Auchincloss era una mujer austera», analiza la historiadora Régine Torrent, autora de «Jacqueline Kennedy: un ícono estadounidense». «Pertenecía a otra época. Tenía un marcado sentido del deber, nunca pasó por dificultades financieras y la habían preparado para un matrimonio perfecto».
Casarse a lo grande
Por eso, era lógico que preparara a sus hijas Caroline, nacida el 3 de marzo de 1933, y a la propia Jacqueline para casarse a lo grande. No dudó en imponerles ser “esposas modelo”». Jacqueline Lee Bouvier tomó clases de equitación, esquí acuático y baile desde temprana edad, además de estudiar en las más prestigiosas instituciones, como la Universidad
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Vassar, en Nueva York, donde también estudió Meryl Streep. Pero la relación entre Janet y su hija mayor distaba mucho de ser buena. Janet era alguien que quería controlar todo, manipuladora en exceso y a quien solo le interesaba el dinero y la posición social».
Cuando Janet y «Black Jack» se divorciaron en 1940, Janet se queda sin nada y limita el presupuesto de su hija, obligándola a ganárselo. En cambio, el padre agasaja a las dos hermanas con regalos además de financiarles los estudios, «El gran amor de su vida fue su padre, un ser al que adoraba», afirma Katherine Pancol. «Pero en su infancia, Jackie tuvo que lidiar con ese padre posesivo y con una madre manipuladora». Janet se convirtió en una pesadilla para su hija, ya que influyó en todas sus decisiones. Incluso el día de su boda el 12 de septiembre de 1953. «Durante la ceremonia, Jacqueline usó el velo de su abuela materna y un vestido completamente elegido y cosido según las instrucciones de Janet. Llegó incluso a prohibir que su padre llevara a su hija al altar», explica Régine Torrent. Tras la boda dejó de tener tanta influencia en ella, aunque la primera dama nunca le dio de lado.