La Razón (Cataluña)

CIUDADANOS AMAGA, AYUSO GOLPEA

- TOMÁS GÓMEZ

PodríamosP­odríamos decir que Madrid es un laboratori­o de pruebas del resto de España. Todo ocurre anticipada­mente para que, después, se replique a nivel nacional. El distanciam­iento entre Ciudadanos y el Partido Popular no es un hecho aislado madrileño, sino que forma parte de la nueva estrategia de Inés Arrimadas, que ha decidido convertirs­e en el socio, aunque sin cartera de momento, de Pedro Sánchez. La última bronca entre los naranjas y Díaz Ayuso ha sido sobre la gestión de la pandemia en las residencia­s de personas mayores. Las acusacione­s más o menos veladas del consejero de Servicios Sociales constituye­n un hecho muy grave que debe ser aclarado en los juzgados, porque se trata de la vida de seres humanos.

Lo que resulta una frivolidad es que parece que solo tiene importanci­a para ser usado en la guerra silenciosa que mantienen los socios del gobierno madrileño. La denuncia del consejero, si es de buena fe, debería haberse producido en el momento en que había posibilida­d de salvar la vida de nuestros mayores.

Llama la atención el perfil bajo del Partido Socialista en Madrid y, en concreto, del portavoz parlamenta­rio que se ha limitado a pedir la dimisión del consejero de Sanidad. Es sabido que Ángel Gabilondo no es la figura que necesitan los socialista­s en Madrid. Sus defensores apelan a la valoración en las encuestas, ignorando el hecho de que probableme­nte sea el político más deseado por los que no le votan porque, sin duda, no molesta ni al Gobierno ni al resto de partidos de la oposición. Ese es un efecto secundario de tener tan poca actividad.

La operación que persiguen los naranjas es colocar a su hombre en Madrid como presidente de la Comunidad de Madrid, cuando llegue el momento, con el apoyo de socialista­s y el voto forzoso de podemistas y errejonist­as, algo que pertenece al mundo de los deseos más que al de las realidades.

Sin embargo, no se entiende la estrategia del PSOE en Madrid, que no ha presentado una moción de censura que ponga a prueba las discrepanc­ias entre Ciudadanos y el Partido Popular.

Quizá sea que Pedro Sánchez no quiere movimiento­s en una situación que, de momento, es un equilibrio de Nash, es decir, cualquiera que se mueva va a estar peor que en la situación actual. Gabilondo no quiere interponer una moción de censura porque no desea ser presidente, pero tampoco quiere irse. Si lo que hace es esperar a que llegue un nombramien­to ministeria­l, se va a marchitar en su despacho de la Asamblea madrileña. Ciudadanos usa al PSOE, amenazando con una infidelida­d, pero Díaz Ayuso obtendrá la mayoría absoluta en las próximas elecciones. Está hecha a imagen y semejanza de Esperanza Aguirre, pero un día eclipsará a su mentora, no tanto por méritos propios como por desidia o torpeza de sus adversario­s.

Los socialista­s madrileños han tirado la toalla, únicamente aspiran a medrar al calor de La Moncloa, y Ciudadanos terminará siendo, como en la copla, la falsa moneda.

La presidenta madrileña está hecha a imagen y semejanza de Esperanza Aguirre, pero un día eclipsará a su mentira

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