La Razón (Cataluña)

La arriesgada apuesta de AMLO

López Obrador se topa con los estados para la reapertura Pese a la creciente presión, el gobernador de Puebla retrasa la reactivaci­ón de la industria del automóvil hasta medidados de junio para ganar en seguridad

- Daniel Blanco -Puebla (México)

López Obrador tiene prisa por volver. La parte de la política que más le gusta al presidente mexicano, no es un secreto, es el contacto con la gente, los mítines multitudin­arios, los abrazos con el pueblo y las inauguraci­ones en zonas remotas, así que esta pasada semana volvió a la carretera entre un sinfín de críticas por la premura de la decisión, cuando la pandemia de coronaviru­s sigue en punto crítico en México y el resto de América Latina. Las prisas de López Obrador se han trasladado también a un plan de reapertura económica anunciado en los días con más muertos por Covid-19 y que fijó el primero de junio como fecha clave de regreso a la actividad. Terminada la «jornada de sana distancia», que ha tenido al país en punto muerto durante más de dos meses, da comienzo la «nueva normalidad». La resistenci­a a este calendario acelerado ha aparecido donde el presidente menos lo esperaba.

La polémica se desató cuando López Obrador anunció que a las actividade­s esenciales, se sumarían a partir del 1 de junio la construcci­ón, la minería y la industria automotriz. La noticia fue recibida con alegría en todas las plantas de automóvile­s y autopartes del país, deseosas de iniciar cuanto antes su actividad, pero encontró un freno en el estado de Puebla, donde el gobernador se opuso a la reapertura en esa fecha de las grandes fábricas de Volkswagen y Audi, a pesar de militar en el mismo partido que AMLO. Aunque el sector genera casi la mitad del PIB estatal, Miguel Barbosa se plantó porque, según su criterio, no se daban las condicione­s sanitarias para el regreso. Actualment­e México registra más de 13.000 muertos y 113.000 contagiado­s pero las cifras reales pueden ser mucho mayores por el bajo número de pruebas.

La presión de Puebla tuvo efecto y finalmente consiguió doblegar el criterio de AMLO y retrasar la apertura de Volkswagen y Audi hasta el 16 de junio. En principio iba a ser el gobierno federal quien marcase el ritmo de la apertura y así lo dijo la secretaría de Gobernació­n, Olga Sánchez Cordero, que pidió a los estados apegarse al llamado «semáforo epidemioló­gico federal», aunque tras las quejas, se aceptó que algunos estados abran más lentamente.

Fue la decisión que tomó Puebla, el único estado de gobierno afín a López Obrador que tomó criterio propio. «Estamos en máxima alerta de contagios , en este momento es importantí­simo que la gente no salga», dice a LA RAZÓN la secretaria de Economía del estado, Olivia Salomón, que afirma que han antepuesto la salud a la reactivaci­ón, a pesar de la gran dependenci­a económica. «La industria automotriz representa el 46% del PIB de Puebla y genera 100.000 empleos, pero estamos en el punto mayor de contagio y sería un gran riesgo que todas esas personas salieran a la vez».

El regreso de la industria automotriz es el más cuestionad­o por las presiones que han llegado desde Estados Unidos para que México reabra cuanto antes sus plantas de fabricació­n de automóvile­s y autopartes. Las fábricas estadounid­enses ya están en marcha y necesitan de las mexicanas para completar una cadena de valor muy interconec­tada.

«Yo no lo veo como una presión sino como una realidad», admite la secretaria Salomón. «Hay ciertas empresas en Puebla muy ligadas a algunas armadoras de Estados Unidos e incluso se contempló que la parte de la producción que se exporta abriese antes», pero finalmente todo el sector empezará a trabajar el 16 de junio. El asunto es muy sensible en la relación bilateral, más ahora que está a punto de entrar en vigor el nuevo tratado de libre comercio en Norteaméri­ca (TMEC) previsto para el 1 de julio.En la fábrica de Audi se lo toman con resignació­n. Aunque evitan criticar cualquier decisión política, se dicen preparados para abrir en cuanto les indiquen y amortiguar la caída en la producción, «que al menos será del 15%», dice a este diario el presidente de Audi México, Andreas Lehe. Desde aquí sale toda la producción mundial del modelo Q5 (excepto para China) y sumado a la Volkswagen fabrican al año más de medio millón de coches. Lehe hace cálculos rápidos de plazos, y semanas de producción y transmite cierta impacienci­a por ser los últimos en volver. Todos sus proveedore­s, dice, ya están trabajando y «nos están esperando».

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REUTERS Trabajador­es de la fábrica abandonan sus puestos durante el cierre de la compañía durante el coronaviru­s el pasado 29 de marzo

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