QUÉ LISTO ES EL TÍO: PABLO IGLESIAS REINVENTA EL CABALLO DE TROYA
ElEl genio de la lámpara de Aladino que ha puesto de moda el ministro Escrivá debe de estar algo mosqueado. Cada vez que alguien frota la lámpara y le pide un deseo, últimamente siempre es el mismo: quiero ser consejero de Enagás. Lo siento, dice el genio, la exclusiva de la concesión de puestos en ese consejo está en la Moncloa, hable usted con el genio Pedro o con el genio Pablo. ¿Y no me puede usted recomendar? ¿Está loco? Esos genios odian las recomendaciones; no les diga ni que ha hablado conmigo. Así de duras están las cosas. Ellos, los genios de la Moncloa, no recomiendan a nadie, ordenan y punto. Detestan el enchufismo. Simplemente designan, nombran. Manos limpias. Ciñen la corona de laurel a los más rápidos o a los saltadores con pértiga que más se acercan a las alturas del Olimpo de la Moncloa, donde Él toca la lira y su vice segundo puede nombrar senador a su caballo. Esta vez, su caballo ganador es Cristóbal Gallego, amigo y asesor energético, al que ha instalado en el consejo de Enagás. Lo curioso es que este amigo del genio Pablo en 2018 firmó un manifiesto contra el uso del gas, preconizando un calendario concreto para su abandono. Decía así: «El gas natural está cobrando cada vez más relevancia en el panorama energético. Los colectivos abajo firmantes observamos con preocupación el impulso político que está recibiendo este combustible fósil sin evaluaciones objetivas sobre sus riesgos». Bien, Gallego ya ha sido impulsado y cobrará cada año 160.000 euros. Quién se lo iba a decir a él, que como miembro del Observatorio Crítico de la Energía pedía «que no se destinen más recursos públicos a la promoción del modelo gasista».
Qué gran estratega es el genio Pablo, para que luego digan que sólo le inspira Juego de Tronos. En su inefable lucha contra el capitalismo, ha reinventado el Caballo de Troya: infiltra a sus soldados en las filas enemigas envueltos como regalos del Corte Inglés. Denunció sin tregua el amiguismo, el enchufismo y las puertas giratorias, y ahora canta acompañado de su flauta: «He metido en Enegás/ a un amigo antisistema/ que tratará en un pispás/ de ponerles un enema». El caso es que Gallego ya es colegui de Montilla y Blanco. Y ahí tienen al trío Los Panchos entonando: «Si tú me dices ven, lo dejo todo/ si tú me dices ven, será todo para ti/ mis momentos más ocultos también te los daré/ mis secretos que son pocos, serán tuyos también/ Si tú me dices ven, todo cambiará/ si tú me dices ven, habrá felicidad…» Qué alegría más grande, madre. No para la fiesta: según me entero por Emilia Landaluce, el general en jefe Iván Redondo incorporó a la asesoría de Moncloa a Cani Fernández no hace mucho, y ahora quiere elevarla (oh, qué prodigioso salto) a la presidencia de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, que no es moco de pavo ni de gallina ciega. De Cani sabemos que nunca estuvo cani, que trabajó en el bufete Cuatrecasas, que es abogada talentosa, mujer con puño de hierro envuelto en la seda del sentido del humor y que cuenta chistes verdes. Sí, esa ha sido su arma para que los hombres no la ningunearan en su larga carrera, o sea, que cuentas tres chistes verdes, muy verdes, y los tíos se acojonan. No sé qué les parecerá eso a las tías Carmen Calvo e Irene Montero.