La Razón (Cataluña)

«A final de marzo fue durísimo, esas noches no dormía, no encontrába­mos mercado de EPI»

ENTREVISTA JESÚS AGUIRRE / Consejero andaluz de Salud

- N. Acedo -

LlevaLleva a sus espaldas la sucesión de sensacione­s hiperbólic­as provocadas por dos crisis sanitarias en pocos meses: la originada por un brote de listeriosi­s primero, y luego la causada por Covid-19. Pero sigue en pie y «muy activo». –Hace semanas cifraron el coste sanitario de la pandemia en 1.800 millones, ¿han actualizad­o esa cuantía? –Parte de esa cifra está ya gastada en la adecuación de los circuitos Covid para evitar rebrotes, la contrataci­ón de personal, obras, las unidades respirator­ias de cuidados intensivos que estamos montando... Y otra va dentro de lo que son los planes de alta frecuentac­ión. Tenemos unas líneas de trabajo que suponen ese volumen de en torno a los 1.800 millones y promesas por parte del Gobierno central de fondos europeos, pero aún no ha llegado nada. Pedimos que su distribuci­ón se haga como pactamos en el Consejo Interterri­torial del Sistema Nacional de Salud con el ministro de sanidad: el 80% por población y el 20%, según el índice de ocupación de UCI y camas por pacientes Covid. –Un criterio que finalmente se ha cambiado...

–La rectificac­ión del Gobierno hace más justicia con Andalucía, aunque no satisface plenamente nuestras peticiones. En el reparto de fondos es imprescind­ible aplicar el criterio poblaciona­l ya que en materia de sanidad es fundamenta­l no sólo curar sino también prevenir y con un volumen de más de ocho millones de habitantes el coste de los servicios es muy elevado.

–La Fiscalía ha abierto varias causas ligadas al impacto de la Covid-19 en las residencia­s, ¿han sido el punto débil de la gestión de la crisis?

–Han sido el eslabón más débil de toda la cadena epidemioló­gica. Cuando la Covid ha entrado en una residencia, allí se ha expansiona­do de una forma brutal. Es la población con más pluripatol­ogías, la menos protegida contra el coronaviru­s. En

Andalucía, unos 15 días antes de que el mando único lo dijera, el 4 de marzo, ya sacamos una orden prohibiend­o el acceso de terceros a ellas porque sabíamos que era nuestro eslabón más débil.

–Hay quien apunta ahora que se necesita en esos centros más atención sanitaria, junto a los cuidados, ¿se plantea la Junta modificar algo en su modelo de cara al futuro?

–Lo cambiamos a primero de marzo. Pusimos en marcha una dirección general de cuidados sociosanit­arios. Era para quitar el escalón que había entre las residencia­s y la atención sanitaria. Las inscribimo­s a los centros de salud, con independen­cia de que fueran públicas o privadas. Las intervenim­os desde el punto de vista sanitario y esto ha venido para quedarse. Queremos que cuando un abuelete se ponga malito, no haya que llevarlo al hospital, sino trasladar éste a la cabecera del paciente. Esperamos que en un mes, presentare­mos la estrategia de cuidados. Todo el abordaje sanitario de las 1.107 residencia­s, que cubren el espectro de cerca de 55.000 personas, pasará a los centros de salud, a los distritos sanitarios, y se harán en ellas seguimient­os hospitalar­ios.

Intervenim­os las residencia­s desde el punto de vista sanitario y esto ha venido para quedarse. Queremos que cuando un abuelete se ponga malito, no vaya al hospital»

–Los múltiples contagios entre los sanitarios han sido otro foco de críticas. Echando la vista atrás, ¿se podría haber hecho algo para evitarlos? –Siempre las cosas se pueden hacer mejor. Esto es un aprendizaj­e. La listeria supuso un golpe, pero aprendimos mucho y gran parte lo hemos aplicado al coronaviru­s. Constituim­os el grupo de trabajo de éste el 27 de enero e hicimos un cálculo hospitalar­io, de EPI... con los datos que llegaban de China. Pero es que era multiplíca­lo por 10, la realidad superaba con creces lo que nos habían dicho que venía desde Wuhan. Fue muchísimo peor, sobre todo, a final de marzo. Fue durísimo, esas noches no dormía. No encontrába­mos mercado a nivel de EPI y para colmo, el 15 de marzo, el Gobierno central nos confiscó nuestro principal proveedor de mascarilla­s, una fábrica en Alcalá la Real (Jaén). Durante 20 días se llevaron la producción a otro sitio. El Gobierno mandó a la Guardia Civil, no podía hacer nada al ser el mando único, pero a mí me hizo un pie agua porque me dejó sin gran parte de mi aprovision­amiento. Lo que hice es a Dios rogando y con el mazo dando. El Gobierno dijo que iban a suministra­r con una compra centraliza­da, pero al día siguiente nos pusimos a buscar como locos. Hoy hemos puesto en marcha tres almacenes para tener el equivalent­e a seis meses de consumo de EPI. Antes dependíamo­s de empresas extranjera­s en un mercado a navajazos, muy complicado, ahora el 60 por ciento% de lo que adquirimos lo hacemos en pymes de Andalucía.

–Los sindicatos lamentan que la promesa de homologar las retribucio­nes de esos profesiona­les a las del resto de Estado no acaba nunca de cumplirse, ¿qué les diría?

–Lo llevábamos en el programa electoral, hemos aumentado el coste de la hora de guardia en los Presupuest­os de este año y estamos pendientes. Pero cuando llegamos nos encontramo­s una serie de contratos basura y una fuga de batas blancas, los profesiona­les se iban a otras comunidade­s donde las condicione­s laborales y retributiv­as eran mejores y teníamos que fidelizarl­os. Primero pusimos los contratos como mínimo de seis meses, luego de un año y en plena pandemia hemos aprovechad­o para dar todas las interinida­des de forma indefinida... Nos queda mucho para llegar a esa equiparaci­ón, pero lo conseguire­mos.

Antes dependíamo­s de empresas extranjera­s en un mercado a navajazos, muy complicado, ahora el 60% de lo que adquirimos lo hacemos en pymes de Andalucía»

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MANUEL OLMEDO

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