El Banco de España parece que predica en el desierto
Las previsiones del Banco de España sobre la evolución de la economía española en los próximos meses no pueden ser más desalentadoras, pero no tanto por el escenario de deuda, caída del PIB y destrucción del mercado laboral que predice, como por la sensación cierta de que nuestro actual Gobierno actúa como si no fuera consciente de la catástrofe que se avecina, confiado en exceso en las ayudas que pueda rebañar de la Unión Europea y dispuesto a llevar a cabo una estrategia de gasto social, convertida en el único eje de su política. Sin embargo, el análisis de la Institución que gobierna Pablo Hernández de Cos, que prevé una profunda retracción del consumo interno de hogares y empresas, y una tasa de paro de hasta el 24,7 por ciento en el peor de los casos, aconsejan una política opuesta a la que propugnan Pedro Sánchez y sus socios de Unidas Podemos –centrada en el crecimiento de la presión fiscal para financiar un mayor gasto público meramente asistencial– que debería poner el acento en la supervivencia del tejido empresarial mediante medidas de estímulo y mayor acceso a las fuentes de liquidez, so pena de que la crisis la paguen las clases medias y los trabajadores y no «los ricos».