¿Cómo nos preparamos?
En caso de que llegue, el objetivo fundamental es que pase lo más desapercibida posible y que la podamos comparar con aquella del SARS en 2003.
1. Puede regresar la cuarentena
Ya ocurrió en Japón, más precisamente, en Hokkaido, que en marzo decretó el confinamiento y a finales de abril creyó tenerlo todo controlado, lo suficiente al menos como para reabrir las escuelas… y se debió enfrentar a una nueva oleada.
2. Aislamiento para turistas y visitantes
Sin duda, puede ser una de las medidas más polémicas, sobre todo para el sector del turismo. Pero muchas de las islas de España han podido mantener un número muy bajo de infectados, y la visitas de verano pueden hacer que esto cambie de un momento a otro. ¿La solución? Test antes de subir a los aviones si fuera posible. O, al menos, un certificado médico reciente.
3. Test y más test
Después de no registrar nuevos casos durante varios días, el 12 de mayo, las autoridades sanitarias de Corea del Sur identificaron un aumento sorpresivo en el número de infectados en una zona muy precisa de la capital: la zona de discotecas y clubes nocturnos. Gracias a los sistemas de rastreo digital, uso de tarjetas para pagar y otros sistemas, lograron contactar con 90.000 personas relacionadas que podrían haberse contagiado. Mantener el ritmo de test sigue siendo una necesidad. Principalmente, porque puede haber muchas personas portadoras pero asintomáticas y su capacidad para contagiar puede ser muy alta al no ser conscientes de que están infectadas.
4. Preparar el sistema de salud Desafortunadamente y por las malas, hemos debido aprender sobre la marcha cómo se gestiona una epidemia. Ahora hay que prepararlo todo por si llega una segunda oleada, de modo que el tratamiento de enfermos, la distribución de recursos y la obtención de medios, sean los más adecuados.