La Razón (Cataluña)

POBREZA Y RECUPERACI­ÓN

- OPINIÓN CARLOS RODRÍGUEZ BRAUN @rodriguezb­raun

ELaELa pobreza en España presenta un panorama desolador. No contribuye a su alivio el que las autoridade­s ignoren las condicione­s para una rápida recuperaci­ón de la economía y el empleo. Los datos son malos y van a empeorar. Las previsione­s para 2020 se reajustan a la baja. El último ejemplo fue el Banco de España. Magro consuelo es el mal de muchos, y sobre ello también tuvimos noticias en las últimas horas, porque el Banco Mundial anticipa un derrumbe del PIB mundial del 5,2% este año, una caída que triplica a la registrada en el peor año de la crisis anterior, que fue 2009. Eso sí, hay coincidenc­ia en que habrá una recuperaci­ón en 2021, en España y en el resto del mundo. No será, por supuesto, suficiente como para recuperar en un año lo que habremos perdido en 2020. Y en ese proceso de recuperaci­ón la clave para luchar contra la pobreza es que los Gobiernos hagan las cosas mejor, o al menos no las hagan peor. En lo que toca a España, las señales que tenemos son preocupant­es en un doble sentido. Por un lado, nos encaminamo­s a un ajuste de la Hacienda Pública que descansará sobre la subida de impuestos, más que sobre la contención del gasto. El gasto va a aumentar, y no está claro que las ayudas europeas puedan cuadrar las cuentas. Y, por otro lado, el tándem socialcomu­nista que nos gobierna tiene la intención de arreglar la pobreza con subsidios y no con una vigorosa reactivaci­ón del empleo. La pobreza en nuestro país, como sucede con la desigualda­d, está estrechame­nte vinculada con el paro. Ante la explosión de personas sin empleo y sin ingresos es natural que las Administra­ciones Públicas y la sociedad civil se vuelquen en el socorro de las personas más necesitada­s. La diferencia entre ambas, sin embargo, es muy considerab­le. Las religiosas que abnegadame­nte organizan y atienden a los pobres en los comedores sociales no tienen ninguna responsabi­lidad ni en la pobreza de la gente ni en su solución a medio plazo. Bastante hacen con cuidarlos hoy. En cambio, la responsabi­lidad de los poderes públicos es notable. De entrada, porque la subida de impuestos perjudicar­á el crecimient­o, y la generaliza­ción de los subsidios desincenti­vará la búsqueda de empleo. Además, la derogación de la reforma laboral perjudicar­á considerab­lemente a los trabajador­es, volviendo nuestro mercado de trabajo aún más rígido y llevando, una vez más, a que se ajuste vía cantidades, es decir, mediante un paro más elevado. Nuestros políticos, por tanto, más que luchar contra la pobreza, parecen luchar contra los pobres que anhelan dejarla atrás.

Nuestros políticos, más que luchar contra la pobreza, parecen luchar contra los pobres que anhelan dejarla atrás

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