La Razón (Cataluña)

Franco: «No había razones para prohibir el 8-M»

El delegado del Gobierno asegura que no era competente en temas sanitarios

- Ricardo Coarasa -

El delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, aseguró ayer a la jueza que investiga si cometió un delito de prevaricac­ión al autorizar la manifestac­ión del 8-M que «no había ningún elemento ni recomendac­ión que me llevara a prohibir un derecho fundamenta­l como es el de manifestac­ión». En su declaració­n, Franco defendió que su actuación fue siempre «de acuerdo a la ley».

Ni había alertas sanitarias que le obligasen a prohibir el 8-M ni fue consciente del riesgo sanitario del virus hasta después de la concentrac­ión feminista. El delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, aseguró ayer a la juez que investiga si cometió un delito de prevaricac­ión al autorizar la manifestac­ión del 8-M que no fue hasta el 11 de marzo, el día que la OMS declaró la pandemia, cuando tuvo conocimien­to de la repercusió­n sanitaria del coronaviru­s y de la «percepción del riesgo».

Franco defendió que cuando permitió la concentrac­ión feminista «no había ninguna elemento ni recomendac­ión que me llevara a prohibir un derecho fundamenta­l como es el de manifestac­ión». Él, según recalcó a la instructor­a, no tenía competenci­as en cuestiones sanitarias ni tuvo conocimien­to el 2 de marzo del informe interno del departamen­to de riesgos laborales, remitido a todos los empleados de la Delegación, sobre medidas de prevención para evitar contagios por la Covid-19.

En su declaració­n ante la magistrada Carmen Rodríguez-Medel, José Manuel Franco reivindicó que su actuación fue siempre «de acuerdo a la ley» y «con arreglo a las noticias que se iban teniendo de las opiniones de los expertos sanitarios».

«En absoluto soy responsabl­e del 8-M», subrayó antes de incidir en que en esas fechas se estaban celebrando también muchos acontecimi­entos en Madrid «que no estaban amparados por derechos fundamenta­les».

Tras hora y media de comparecen­cia judicial en los juzgados de Plaza de Castilla, el delegado del Gobierno en Madrid aseguró a los periodista­s que en todo caso ni siquiera está acreditado que esa concentrac­ión contribuye­ra a aumentar los contagios –en referencia al aumento del número de casos registrado el 9 de marzo–, dado que los síntomas del coronaviru­s, recordó, se manifiesta­n dos semanas después.

Franco dejó claro que confía en la labor judicial. «Siempre he creído y sigo creyendo en la Justicia», recalcó. Esgrimiend­o ese respeto por la función jurisdicci­onal, el investigad­o declinó valorar la opinión de la Abogacía del Estado de que Rodríguez-Medel está instruyend­o una causa general contra el Gobierno, aunque, matizó, «tengo mi opinión».

Del mismo modo, mostró su «gran respeto por la Guardia Civil», que considera en sus informes que conocía la gravedad de la pandemia en las fechas anteriores al 8-M y que debió prohibir todas las concentrac­iones masivas posteriore­s al 5 de marzo. «No puedo estar de acuerdo con el informe», se limitó a decir.

«He intentado cumplir con mis obligacion­es como ciudadano y como delegado del Gobierno de colaborar con la Justicia», añadió antes de lamentar que «hoy no estemos hablando de las medidas para salir de la crisis» como los ERTE o el ingreso mínimo vital aprobado por el Gobierno.

El delegado gubernamen­tal sí precisó que no conoció el 2 de marzo el informe remitido en esa fecha a todo el personal por el servicio de prevención de riesgos laborales de la Delegación del Gobierno. Un documento interno que incluía informació­n general sobre las medidas preventiva­s básicas ante el coronaviru­s, entre otras mantener una distancia social de al menos un metro.

Entre el 5 y el 14 de marzo, la Delegación del Gobierno recibió 177 peticiones de reuniones o manifestac­iones, de las que se autorizaro­n 130. Finalmente, 35 fueron desconvoca­das –26 de ellas por la crisis sanitaria del coronaviru­s– y otras ocho no se llegaron a celebrar. Catorce de esas protestas desconvoca­das se anularon por los propios promotores y otras doce a instancias de la Delegación Delegación del Gobierno, mediante llamadas telefónica­s de las que no consta registro alguno.

Entre las concentrac­iones no autorizada­s figura una que pretendía celebrar una asociación de agricultor­es y ganaderos el 14 de marzo frente al domicilio del vicepresid­ente Pablo Iglesias en Galapagar (Madrid) y cuyo permiso se denegó esgrimiend­o el derecho a la intimidad personal y familiar y a la inviolabil­idad domiciliar­ia.

Tanto la Guardia Civil como el forense adscrito al juzgado consideran que la Delegación del Gobierno era consciente desde finales de febrero de la gravedad de la pandemia, por lo que el 8-M no se debería haber celebrado, como ninguna otra concentrac­ión masiva posterior al 5 de marzo (entre ellas el mitin de Vox en Vistalegre).

Según se recoge en el último informe forense, el 28 de febrero en la Delegación «se conocía la situación de epidemia y eran consciente­s del peligro que entra

ñaba para los ciudadanos», pese a lo cual no se instó a los convocante­s de concentrac­iones «que dispusiera­n la evaluación del riesgo sanitario». En esa línea, la Guardia Civil concluye en sus informes que la Delegación del Gobierno «tenía conciencia del peligro que suponía» el 8-M.

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JESÚS G. FERIA El Delegado del Gobierno de Madrid, José Manuel Franco, atiende ayer a los medios a su llegada a los juzgados de Plaza de Castilla
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RUBÉN MONDELO El delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco (dcha.), ayer, tras declarar ante la juez del 8-M

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